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Reformas Territoriales administrativas
El verdadero monarca reformista durante el siglo XVIII sería Carlos III, que prolongó las medidas adoptadas por Felipe V y en especial por Fernando VI para hacer de las colonias una fuente de ingresos muy importante para la Corona. En consecuencia, se reorganizó la administración en las colonias para hacerlas más eficientes y para aumentar el papel de la metrópoli allí, de manera que:
Frente al Consejo de Indias, encargado de todas las cuestiones que afectaban a América, se crearon a instancias de Felipe V las Secretarías de Estado, Asuntos extranjeros, Justicia y Guerra y Marina. Así, se especificó mucho más el ámbito de actuación de cada organismo para que se especializara en sus competencias.
Se aplicaron nuevos mecanismos administrativos en América. Así, se crearon los virreinatos de Nueva Granada (1739) y Río de la Plata (1777) sobre el antiguo virreinato de Perú. Así, el conjunto de los territorios ultramarinos de América quedaron divididos en cuatro virreinatos: Nueva España, Perú, Nueva Granada y De la Plata.
También se establecieron intendencias, superintendencias (en sustitución de los antiguos gobernadores, corregidores y alcaldes mayores), capitanías y comandancias, como la Comandancia General de Provincias Internas.
Los cargos públicos hasta ahora ocupados por criollos fueron asignados a funcionarios de la metrópoli, y se combatió la compra-venta de puestos de la Administración. Se desligó así a las autoridades coloniales de los estrechos vínculos establecidos con las oligarquías locales, ganando presencia y poder el gobierno de la metrópoli.
Se crearon unidades militares con carácter permanente destinadas a frenar la amenaza de potencias extranjeras. Debido al déficit de unidades, se permitió que dicho ejército pudiera constituirse en parte por población criolla y mestiza. De hecho, hacia el año 1780 el número de tropas criollas superó al de españolas. Ponemos por ejemplo el del Regimiento Fijo de Infantería de La Habana, donde en 1788, 51 de los 87 oficiales eran criollos.
2. Reformas políticas
Los virreyes y otros altos funcionarios formaban parte de una estructura tripartita de poder en América, donde el dominio español descansaba en un equilibrio de diversos intereses: la Administración, la Iglesia y las élites locales. Sin embargo, durante el siglo XVI la Administración (que derivaba su autoridad de la soberanía del rey) había perdido parte del control político, por lo que desde la Corona se llevarían a cabo las siguientes medias con el fin de recuperarlo:
Se perfeccionó la burocracia profesional aprovechando el contexto de la Ilustración, de manera que se puso en los cargos públicos a gente con estudios, ya fuera del ámbito civil o militar, que tendrían que ser evaluados periódicamente para evitar su degradación. Frente a la política de méritos y bonificaciones, se les atribuyó un sueldo fijo y estable.
El nuevo cuerpo de funcionarios actuaría como lugarteniente de la política impuesta desde la metrópoli, sobre todo en el ámbito provincial de las colonias. Se reducía por tanto el poder de los corregidores.
Las intendencias, de origen francés, se aplicaron tanto a la metrópoli como a las colonias con el fin de disminuir las jurisdicciones parciales y aumentar, por tanto, el ámbito de control estatal en cuestiones tan importantes como la recaudación fiscal. En este sentido, los nuevos intendentes serían los encargados de recaudar los impuestos directos, regir las unidades militares y estimular la economía provincial. Todo lo anterior provocó la invasión de competencias entre dos o más instituciones y, en consecuencia, una situación de discrepancia entre los poderes afectados.
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El verdadero monarca reformista durante el siglo XVIII sería Carlos III, que prolongó las medidas adoptadas por Felipe V y en especial por Fernando VI para hacer de las colonias una fuente de ingresos muy importante para la Corona. En consecuencia, se reorganizó la administración en las colonias para hacerlas más eficientes y para aumentar el papel de la metrópoli allí, de manera que:
Frente al Consejo de Indias, encargado de todas las cuestiones que afectaban a América, se crearon a instancias de Felipe V las Secretarías de Estado, Asuntos extranjeros, Justicia y Guerra y Marina. Así, se especificó mucho más el ámbito de actuación de cada organismo para que se especializara en sus competencias.
Se aplicaron nuevos mecanismos administrativos en América. Así, se crearon los virreinatos de Nueva Granada (1739) y Río de la Plata (1777) sobre el antiguo virreinato de Perú. Así, el conjunto de los territorios ultramarinos de América quedaron divididos en cuatro virreinatos: Nueva España, Perú, Nueva Granada y De la Plata.
También se establecieron intendencias, superintendencias (en sustitución de los antiguos gobernadores, corregidores y alcaldes mayores), capitanías y comandancias, como la Comandancia General de Provincias Internas.
Los cargos públicos hasta ahora ocupados por criollos fueron asignados a funcionarios de la metrópoli, y se combatió la compra-venta de puestos de la Administración. Se desligó así a las autoridades coloniales de los estrechos vínculos establecidos con las oligarquías locales, ganando presencia y poder el gobierno de la metrópoli.
Se crearon unidades militares con carácter permanente destinadas a frenar la amenaza de potencias extranjeras. Debido al déficit de unidades, se permitió que dicho ejército pudiera constituirse en parte por población criolla y mestiza. De hecho, hacia el año 1780 el número de tropas criollas superó al de españolas. Ponemos por ejemplo el del Regimiento Fijo de Infantería de La Habana, donde en 1788, 51 de los 87 oficiales eran criollos.
2. Reformas políticas
Los virreyes y otros altos funcionarios formaban parte de una estructura tripartita de poder en América, donde el dominio español descansaba en un equilibrio de diversos intereses: la Administración, la Iglesia y las élites locales. Sin embargo, durante el siglo XVI la Administración (que derivaba su autoridad de la soberanía del rey) había perdido parte del control político, por lo que desde la Corona se llevarían a cabo las siguientes medias con el fin de recuperarlo:
Se perfeccionó la burocracia profesional aprovechando el contexto de la Ilustración, de manera que se puso en los cargos públicos a gente con estudios, ya fuera del ámbito civil o militar, que tendrían que ser evaluados periódicamente para evitar su degradación. Frente a la política de méritos y bonificaciones, se les atribuyó un sueldo fijo y estable.
El nuevo cuerpo de funcionarios actuaría como lugarteniente de la política impuesta desde la metrópoli, sobre todo en el ámbito provincial de las colonias. Se reducía por tanto el poder de los corregidores.
Las intendencias, de origen francés, se aplicaron tanto a la metrópoli como a las colonias con el fin de disminuir las jurisdicciones parciales y aumentar, por tanto, el ámbito de control estatal en cuestiones tan importantes como la recaudación fiscal. En este sentido, los nuevos intendentes serían los encargados de recaudar los impuestos directos, regir las unidades militares y estimular la economía provincial. Todo lo anterior provocó la invasión de competencias entre dos o más instituciones y, en consecuencia, una situación de discrepancia entre los poderes afectados.
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