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Respuesta:
No se debe confundir con Música clásica.
Clasicismo es el estilo de la música culta europea desarrollado aproximadamente entre 1750 y 1820 por compositores como Joseph Haydn, Wolfgang Amadeus Mozart y Ludwig van Beethoven. Coincide con la época cultural y artística (en la arquitectura, la literatura y las demás artes) hoy denominada Neoclasicismo. Tuvo sus grandes centros de difusión en Berlín, París, Mannheim y, sobre todo, Viena. Se caracteriza por la claridad de las texturas, la simetría de las frases, la consolidación de la tonalidad plena y el establecimiento de las formas musicales clásicas (sinfonía, sonata, cuarteto...).
Denominación
Mientras que las restantes artes re descubrían y copiaban en esta época los antiguos modelos grecorromanos, los muy escasos restos musicales conocidos de la música de la Antigüedad eran insuficientes para basarse en ellos, por lo que el clásico es un estilo musical nuevo.
El siglo XVIII fue el de la Ilustración, y su estética se trasladó al estilo musical: gusto por lo natural, lo equilibrado y lo claro; rechazo del artificio y el exceso de sofisticación de la música barroca; imitación de la naturaleza, en forma de estructuras simples y frases simétricas similares a las de la música folclórica; en la ópera, verosimilitud y cercanía al espectador de los argumentos, e integración íntima del drama y la música.
Además el público de la música culta se extendió de la vieja aristocracia a la pujante burguesía, que compraba masivamente ediciones de partituras y llenaba los teatros de ópera y de concierto, lo que impulsó a los compositores a acercar su estilo a lo popular. La difusión de la música aumentó y se internacionalizó, y con ella la fama de los compositores más destacados, de modo que el estilo se unificó en toda Europa y los autores más conocidos hicieron frecuentes giras por las principales capitales del continente.
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Molto allegro (I) de la Sinfonía no. 40 de Mozart. Con forma sonata global, los once primeros segundos ejemplifican la típica melodía acompañada y simétrica del Clasicismo.
Como consecuencia de todo ello las características principales de la música del Clasicismo son:
Armonías muy claras y funcionales, basadas en los acordes de tónica, dominante y subdominante, que estructuran las frases y la forma musical con cadencias muy claras. El ritmo armónico (velocidad a la que cambian los acordes) suele ser más lento que en el Barroco: es típico el acompañamiento arpegiado llamado bajo de Alberti en el piano, o el trémolo en el acompañamiento orquestal.
Se escribe mucha más música en modo mayor (más alegre) que en modo menor. Se amplía el campo de las modulaciones y se usan tonalidades cada vez con más alteraciones.
Compás muy claro y regido también por la armonía.
Se amplía la orquesta y su rango dinámico. Cada vez se escribe en detalle una mayor variedad de dinámicas y articulaciones, dejando menos espacio a la interpretación del ejecutante.
Se usan formas estandarizadas (en particular la llamada forma sonata) pero con gran interés y variedad en la estructura interna de la música. Es en este periodo cuando se definen claramente las formas y estructuras en las que se basa la música culta occidental casi hasta nuestros días: la sonata, la sinfonía y el concierto clásico.
A mediados del XVIII convivieron diversas corrientes musicales. El Rococó o estilo galante, ejemplificado por Johann Christian Bach hijo de Johann Sebastian Bach y conocido como el Bach de Londres, se caracterizó por el paso de las texturas complejas a melodías claras con acompañamientos sencillos, y la creación de estructuras formales bien definidas con secciones claramente articuladas: una fusión de la claridad formal de la música francesa con las innovaciones armónicas y estructurales del estilo italiano, como las del sinfonista milanés Giovanni Battista Sammartini. En Alemania surgió el Empfindsamer Stil o estilo sentimental, que buscaba la expresión directa y natural de sentimientos, y que practicaron Wilhelm Friedemann Bach y Carl Philipp Emmanuel Bach (el Bach de Berlín), hijos ambos también de Johann Sebastian.
Una de las figuras decisivas en la fijación de la forma sonata fue el compositor italiano Domenico Scarlatti. El estilo de sus obras era innovador porque utilizaba estructuras claras, y melodías con acompañamientos cada vez más comprensibles para el oyente. Otro compositor influyente fue Christoph Willibald Gluck, reformador operístico que pretendió volver a una fusión de música y texto, restandole importancia a la improvisación de ornamentos típica del bel canto y atendiendo más a la modulación como forma de articular las escenas dramáticas.
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