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ANTECEDENTES HISTÓRICOS
Antes de profundizar en el tema de la mujer en el siglo XVIII, es imprescindible situar al ser
humano, y para ello citar los principales acontecimientos importantes del siglo anterior, que
tuvieron mucha influencia en el Siglo de las Luces y en la formación de su pensamiento.
Francia se erige como potencia política tras la revolución de 1789; Inglaterra marca un hecho
histórico: sus guerras civiles con la victoria de los liberales y la caída del absolutismo, harán que se
convierta en referente para todos los liberales de Europa. Holanda se convierte en modelo de
tolerancia religiosa y política.
En lo que se refiere a acontecimientos culturales y filosóficos, es importante citar a Spinoza1
, que
construye un pensamiento moderno que aboga por la necesidad de la tolerancia y la libertad
religiosa en los estados modernos. De Leibniz 2
es interesante su pensamiento filosófico del
optimismo, y el principio de razón suficiente. Por citar alguno más, de Newton es fundamental su
método de investigación, profundamente revolucionario, que se convierte en el modelo científico de
todo el siglo XVIII, eliminando toda la metodología anterior.
Los ilustrados defienden que puesto que la razón es un elemento global, es posible mediante el
diálogo llegar a acuerdos y a verdades útiles. En este momento la razón se convierte en el motor del
progreso humano. Parte de la experiencia de los sentidos, y a través del análisis de la realidad llega
a los primeros principios. Estos pensadores, a diferencia de los pensadores del XVII, no buscan ya
verdades eternas, renuncian a estos primeros principios y se conforman con una verdad más
material y provisional. No se trata de buscar una verdad que revele la verdad más profunda del ser,
sino una verdad con la que se pueda estar de acuerdoPor vez primera, la mujer de la alta aristocracia, burguesía, clase media y pueblo llano, plantearon
de manera colectiva sus aspiraciones sociales y políticas. Con respecto a la alta nobleza, y a pesar
de que debían someterse al poder del marido como lo hacían ante el del rey, eran mujeres de gran
inteligencia y ambición, que cosecharon un gran poder en los asuntos domésticos y en el mundo de
las artes, siendo fervorosas mecenas. Y mientras que en el siglo XVII la llamada de Dios acaparaba
las mentes de hombres y mujeres, en el siglo XVIII una faceta más terrenal sale a la superficie. Esto
sólo es posible gracias a la máxima ilustrada que defiende la separación entre la doctrina del Estado,
la política y, en otras palabras, lo público; y la doctrina religiosa, es decir, lo privado. Esta situación
se dibuja como la más propicia para convertir esa faceta más terrenal en un arte en sí mismo, la del
ocio y la despreocupación, que acabará siendo el perfecto terreno para convertir la conversación en
arte, dotada siempre de un espíritu crítico muy desarrollado, de gran agudeza y comprensión, y
desenvuelto en los salones. La conversación se regía por leyes que aseguraban un diálogo armónico,
donde reinaba el respeto, la elegancia. Además, la capacidad de escuchar estaba tan valorada como
la capacidad de hablar.
Es la sociedad francesa del XVIII, y más concretamente estos salones, el lugar propicio para la
literatura, el teatro, la música, la danza; para lograr la deseada perfección estética; la sociedad en
que germina la semilla de igualdad entre hombre y mujeres con intereses comunes y, en definitiva,
manantial de premisas ilustradas del que beberá Europa........espero que te pueda servir .....