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Este fin de semana se conmemoran 197 años de la Batalla de Boyacá, en la que el ejército del Virrey, al mando del brigadier José María Barreiro, se enfrentó con las tropas independentistas de Simón Bolívar. El Ejército Libertador ganó gracias a que ya venía debilitando a sus opositores y a la labor conjunta de la vanguardia liderada por el general Francisco de Paula Santander. Con este enfrentamiento culminó la Campaña Libertadora que duró 77 días.
Tras la independencia de la Nueva Granada, conseguida el 7 de agosto de 1819, Bolívar se dirigió de nuevo a Venezuela y en el Congreso de Angostura se creó la Gran Colombia, la cual debía ser una poderosa confederación de naciones que comprendía lo que hoy corresponde a Colombia, Venezuela y Ecuador.
En 1821, en el Congreso de Cúcuta, Bolívar fue declarado presidente y Santander fue nombrado como vicepresidente. Pero Bolívar aún no había concluido su labor libertadora y por eso se vio obligado a abandonar la Gran Colombia, mientras Santander quedaba a cargo de la confederación.
El historiador Camilo Castellanos explica que la Nación necesitaba expulsar a todos los españoles para que no surgieran nuevos intentos de reconquista como ocurrió en 1812. Entre tanto, Santander tendría que ocuparse de buscar recursos para la campaña libertadora. Por eso, trató de mejorar la industria, impulsar la agricultura, la minería y la educación del país.
Desde entonces Bolívar y Santander empezaron a distanciarse. En ese momento la confederación estaba empobrecida por la guerra y conseguir los recursos para financiarla no era una tarea fácil. Pero para Bolívar representaba una gran dificultad mantener a sus hombres y no hallaba en Santander el apoyo que esperaba.
El historiador Oscar Melo, de la Universidad Nacional de Colombia, relata que el comandante de Venezuela, José Antonio Páez, y el de Ecuador, Juan José Flores, no veían con muy buenos ojos a Santander, un abogado que para los militares no tenía sus mismos méritos.
Las tensiones empezaron a hacerse más fuertes cuando el general Páez entró en conflicto con las autoridades civiles de Santander y quiso separarse de la Gran Colombia. Santander pidió a Bolívar que arbitrara la situación, quien, para su sorpresa, le dio la razón a Páez. Esto no fue bien recibido por Santander y sus partidarios.
En 1827, Páez es ratificado como comandante de Venezuela, Bolívar vuelve a la Gran Colombia como presidente y elimina la figura del vicepresidente. Un año más tarde, opositores de Bolívar, y seguidores de Santander irrumpieron en el Palacio Presidencial con el objetivo matar al Libertador.
Bolívar logró huir y Santander fue acusado de traición. Aunque su castigo era la muerte, Bolívar lo perdonó por sus labores a la patria y lo condenó al destierro.