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La aventura del vampiro de Sussex es una historia corta de Sherlock Holmes, escrita por el famoso Sir Arthur Conan Doyle, fue publicada en 1924.
En esta historia, Sherlock Holmes recibe dos cartas que hacen referencia a un vampiro. El Sr. Robert Ferguson está convencido de que su esposa está bebiendo la sangre de su bebé, incluso ha sido sorprendida por la niñera.
Esta mujer es la segunda esposa del Sr. Ferguson, el cual ya tiene un hijo adolescente de su primer matrimonio, el cual ha recibido palizas de su actual esposa sin explicación alguna, ya que ambos son personas centradas y agradables. Este tipo de cosas ha creado una distancia entre los dos esposos, de forma que la críada es la única que tiene permiso para entrar en el cuarto del señor y es la que le prepara la comida a la señora.
Ante esto, Holmes y Watson acuden a la residencia, donde ya tienen ciertas pesquisas armadas previamente y creen que no tiene nada que ver con vampiros, pero si será algo extraordinario, sólo necesitan confirmarlo.
Al llegar, se les anuncia que la Sra. Ferguson está enferma, y Watson ofrece su ayuda médica. Así es como descubre que la mujer está agitada y refiriéndose a un demonio, haciendo alusión a que prefiere morir en lugar de destruir el corazón de su marido. También pide que le traigan a su bebé, que está con la niñera desde que el Sr. Ferguson sorprendió a su esposa bebiendo su sangre.
Sherlock Holmes examina las armas sudamericanas expuestas en la casa, que fueron traídas a Inglaterra por la esposa del Sr. Ferguson, y a continuación va a ver a los hijos. Observando a Jack, el hijo de 15 años, contempla la devoción que tiene hacia su padre y el desagrado hacia su madrastra, mientras que el bebé tiene una herida en el cuello.
Mientras el Sr. Ferguson arrulla a su hijo pequeño, Watson se da cuenta de que Holmes contempla atentamente la ventana. No puede imaginarse por qué su amigo hace eso, pues fuera está oscuro y la ventana está parcialmente obstruida.
Holmes se da cuenta de que se trata de un caso muy delicado que causará gran dolor al Sr. Ferguson. El culpable no es otro que Jack, que se encuentra extremadamente celoso de su pequeño hermanastro. Holmes lo dedujo y lo confirmó contemplando el reflejo del rostro cargado de odio de Jack en la ventana, mientras su padre arrullaba al bebé.
Este joven ha estado disparando dardos envenenados contra su hermanastro, que ha cogido de la colección de armas sudamericanas de la casa, y el comportamiento de la Sra. Ferguson al chupar el cuello de su bebé se explica porque estaba succionando el veneno. Las heridas fueron causadas por dardos, no por un mordisco.
Es así como Holmes recomienda en lugar de un juicio, que Jack pase un año de viaje separado de su hermanastro.