Respuestas
El suelo lleva a cabo funciones ecosistémicas centrales, como la producción de alimentos y de biomasa, el reciclaje de nutrientes o el sostenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas terrestres. El suelo también contribuye a la regulación climática a través del secuestro de carbono en forma de materia orgánica y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2 o el N2O. Además, tiene un papel fundamental en la regulación del ciclo hídrico, gracias a la retención de agua, en la degradación e inmovilización de contaminantes, que nos permite la provisión de aire, suelos y aguas limpios, y en el sostenimiento de las actividades y construcciones humanas.
Por ello, el papel del suelo en la producción alimentaria y forestal y la regulación del clima son áreas de investigación clave en un contexto de crecimiento de la población humana mundial y de cambio en los patrones climáticos y de usos del territorio. La degradación edáfica como resultado de actividades antrópicas afecta a amplias zonas del mundo e impacta directamente sobre las funciones de los suelos, impulsando tanto la necesidad de prevenir la degradación mediante la adopción de prácticas de gestión sostenibles como la mejora de las tecnologías de restauración de suelos degradados.
Las principales líneas de trabajo y experiencia del CREAF en este campo incluyen:
Calidad del suelo: Analizamos las propiedades edáficas de tipo físico, químico y biológico.
Ecología del suelo: Evaluamos la diversidad taxonómica y funcional de las redes tróficas formadas por vegetales, fauna y microorganismos en ecosistemas forestales, arbustivos y agrícolas.
Ciclos de nutrientes: Valoramos el almacenamiento de carbono, el intercambio gaseoso suelo-atmósfera y el ciclo de nutrientes: valoramos especialmente el nitrógeno y el fósforo, en suelos naturales y en suelos afectados por contaminantes y por perturbaciones antrópicas de tipo climático.
Recuperación de terrenos degradados: Estudiamos cómo crear tecnosuelos a partir de sustratos minerales de desecho y residuos orgánicos.
Suelos contaminados y remediación: Hacemos un diagnóstico para definir la necesidad y / o la intensidad de las actuaciones y su eficacia en el tiempo.
Ecotoxicología: Evaluamos la ecotoxicología de contaminantes y residuos a partir de bioensayos estandarizados (ISO, OECD) basados en microorganismos, plantas e invertebrados.
Residuos orgánicos: Valorizamos residuos orgánicos para la mejora de la fertilidad del suelo o para su descontaminación, así como los post-tratamientos que mejoran su eficiencia.
Descripción morfológica y de idoneidad de usos: Describimos la diversidad y génesis de los suelos de una determinada zona, y sus principales limitaciones de uso.
Impactos de servicios ecosistémicos: Evaluamos cómo las actividades antrópicas (cambios de usos, contaminación, cambio climático o episodios climáticos extremos) afectan a las propiedades fisicoquímicas y las redes tróficas del suelo, y deterioran la provisión de servicios ecosistémicos.
El suelo lleva a cabo funciones ecosistémicas centrales, como la producción de alimentos y de biomasa, el reciclaje de nutrientes o el sostenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas terrestres. El suelo también contribuye a la regulación climática a través del secuestro de carbono en forma de materia orgánica y reduce las emisiones de gases de efecto invernadero, como el CO2 o el N2O. Además, tiene un papel fundamental en la regulación del ciclo hídrico, gracias a la retención de agua, en la degradación e inmovilización de contaminantes, que nos permite la provisión de aire, suelos y aguas limpios, y en el sostenimiento de las actividades y construcciones humanas.