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Pero científicos que han pasado los últimos cuatro años tratando de determinar cómo se formaron esas montañas, han hecho un nuevo descubrimiento que los ha obligado a repensar viejas hipótesis.
Los científicos colocaron cargas explosivas en la parte sur de la meseta y descubrieron una gran piscina de roca semiderretida. La meseta flota literalmente en ese enorme depósito que tiene consistencia de gelatina.
Debajo de la meseta, dos enormes placas tectónicas: la de India y la de Asia, comenzaron a empujarse una a otra hace unos 40 millones de años. La presión es tan grande que la roca se ha derretido parcialmente, creando una piscina de un espesor entre 15 y 70 kilómetros que se disemina a través de la meseta por más de un millón de kilómetros cuadrados.
Los investigadores, que cuentan con respaldo de los gobiernos de Estados Unidos, Canadá, China y Alemania, retornarán al Tíbet a mediados del año próximo, esperando que sus hallazgos expliquen cómo fueron formados otras cadenas montañosas tras colisiones continentales..