necesito hacer una dramatizacion cualquiera pero que sea mas o menos corta ¿quien me puede ayudar?
Respuestas
La teoría del queso y el orinal.
Autor: José Luis Garcia
(En escena un rey con corona y todo. Tararea feliz una canción).
(Al poco rato entra un personaje bien vestido, es un ministro del rey. Viene con un saco con un símbolo de dinero en él; sin embargo, podemos comprobar al primer vistazo que el saco está vacío).
MINISTRO.-
Majestad no queda ni una moneda de oro en las arcas reales. Puedo deciros sin mentir que estamos en bancarrota.
REY.-
(Sin dejar el tarareo de su canción).
Una verdadera lástima señor Ministro.
(Sigue con su tarareo).
(El Ministro queda un instante en silencio contemplado al Rey).
MINISTRO.-
No sé si me habéis entendido, majestad; pero no nos queda dinero.
REY.-
(Con su tarareo).
Te he escuchado, queso de gruyere.
MINISTRO.-
-¿Queso de gruyere?
REY.-
Una finura real, para no llamarte orinal de hospital.
MINISTRO.-
-¡Majestad!… Llamadme como queráis, pero explicadme cómo vamos a conseguir dinero. Ya no podemos seguir engañando a nuestros acreedores.
REY.-
Querido queso de gruyere. Necesito dinero para mañana, ya que tengo una recepción con la princesa de nuestro país vecino. Una muchacha deliciosa.
MINISTRO.-
Me gustaría majestad que me explicara cómo es posible seguir gastando cuando ya se está endeudado hasta el cuello.
REY.-
Veo que hay que explicártelo todo. Veamos, cuando se es un simple mortal como tu, si estás cubierto de deudas, vas de cabeza a la prisión. Pero, -¡ah!, el Estado es la gloria. -¡No se puede enviar a prisión a un Estado! Así pues, el Estado puede seguir endeudándose. -¡Todos los estados lo hacen!
MINISTRO.-
Vaya, vaya… Ya veo… Pero necesitamos dinero, majestad. Y creo que es imposible crear más impuestos. Los tenemos de todos los tipos.
REY.-
No hay problema, Ministro; se crean otros impuestos.
MINISTRO.-
Pero ya no podemos cargar más impuestos sobre los pobres.
REY.-
Es cierto lo que dices, hemos convertido a nuestros pobres en extremadamente pobres.
MINISTRO.-
-¿Entonces?, -¿creamos impuestos para los ricos?
REY.-
Nunca jamás. Si les subimos los impuestos a los ricos, ellos dejarán de gastar. Y un rico que no gasta genera centenares de pobres. Ya tenemos suficientes pobres. Nos interesa que los ricos sigan gastando como hasta ahora.
MINISTRO.-
Entonces, -¿qué debemos hacer, majestad?
REY.-
Por eso te llamé queso de gruyere, porque tus ideas se escapan por los agujeros de tus dudas.
MINISTRO.-
-¿Y cuándo me llamó orinal de hospital?
REY.-
Si no eres capaz de alzarte sobre tus dudas, eres igual que un orinal de hospital, al que cualquier débil enfermo puede orinar.
MINISTRO.-
Claro que tengo dudas, Majestad. Si no podemos cargar más impuestos ni sobre los pobres, ni sobre los ricos, -¿quién los pagará entonces?
REY.-
Escucha y aprende… Hay una cantidad enorme de gente que no son ni ricos ni pobres. Son todos aquellos que trabajan soñando que algún día llegarán a ser ricos y temiendo que puedan volverse pobres. A esos es a los que hay que cargar con más impuestos. Y cada semana uno nuevo, -¡siempre más impuestos! Porque a esos, cuanto más les quitemos, mas trabajarán para compensar aquello que les quitamos.
MINISTRO.-
Los que no son ni ricos, ni pobres.
REY.-
Esos son la reserva inagotable del Estado.
MINISTRO.-
(Postrándose ante el Rey).
Me postro ante vos.
REY.-
Haces bien. Y ahora ve a recaudar impuestos, que mañana me espera esa princesa tan deliciosa.
MINISTRO.-
(Mientras se retira).
Majestad…
REY.-
Retiraos, mi preciado orinal.
(Sale el Ministro).
Menos mal que entre tanta desolación, existo yo. Y luego dicen que no trabajo. -¡Mentes de gruyere!
(Sale el Rey, mientras vuelve a tararear mientras se retira).
Fin