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Entendiendo como “civilizaciones” al conjunto de conocimientos, saberes y costumbres que llevan a una sociedad a un gran desarrollo en aspectos de índole económica, cultural, social y tecnológica, su importancia radica en que representan la base de la civilización moderna, ya que fueron las civilizaciones antiguas las que tuvieron los primeros descubrimientos, hace miles de años. Por ejemplo, Mesopotamia (la civilización más antigua), inventó la escritura con símbolos y los códigos morales como el Código de Hammurabi. En Egipto construyeron canales de agua, por ubicarse alrededor del rio Nilo. De hecho se consideran a los ríos, un punto focal entre las civilizaciones porque los ríos eran una fuente de agua, imprescindible para el desarrollo de la agricultura, además de ser un medio muy importante para transportar mercancía y practicar el aseo personal.
En otro orden de ideas, China y la India también dieron aportes significativos tales como la creación del papel moneda (que define la circulación física monetaria del mundo) y sus dinastías (estructura política); y el aporte religioso a través del Brahmanismo, respectivamente.
Si no hubiera sido por estas primeras civilizaciones, con sus invenciones, la escritura y el comercio, así como, las estructuras políticas que adoptaron, que nos han encaminado a la evolución de lo que conocemos hoy en día como estructura social, no nos habría tomado el mismo tiempo la formación de nuevas tecnologías a partir de sus avances.
Uno de los elementos clave en el desarrollo de la ciencia y la tecnología ha sido el cálculo matemático y las operaciones algebraicas. Sus orígenes se remontan a la era antigua.
Existe evidencia de que los egipcios, por ejemplo, utilizaban un sistema numérico decimal. Aunque no desarrollaron formulas matemáticas, sí hacían operaciones aritméticas simples como sumar y restar. También conocían las fracciones y podían calcular área y volumen de las formas.
La civilización india desarrolló los números y la notación decimal que se usa en la actualidad: los números arábigos. A ellos se les debe también la introducción del cero.