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l Gobierno conservador de los 30 años corresponde al período en que el capitán general Rafael Carrera y Turcios gobernó a Guatemala, junto con los miembros del Clan Aycinena. Los criollos del Partido Liberal lo acusaban de ser un militar analfabeto, y se decía que él firmaba con el nombre «Racaraca», nombre por el cual pasaría a ser conocido por los guatemaltecos luego de la Reforma Liberal en 1871. Para los criollos conservadores, Carrera fue más conocido como «Caudillo Adorado de los Pueblos».1 Fue un estratega militar, quien venció a El Salvador y Honduras en la Batalla de La Arada. El régimen de los 30 años estuvo condicionado por la Guerra de Secesión de los Estados Unidos, la expansión de Inglaterra en Centroamérica, particularmente en Belice, Roatán en Honduras y el Reino de Mosquitia en Nicaragua, la ocupación militar de México por los Estados Unidos que dio como resultado la incorporación a este país de cerca de 900 000 km² mexicano, la «fiebre de oro» en California, la declaración de Nicaragua como un Estado más de los Estados Unidos (esclavista y hablando inglés), gobernado por William Walker, y que desencadenó la Guerra contra los Filibusteros. El 21 de marzo de 1847 firmó un decreto proclamando a Guatemala como República soberana e independiente,2 separándola definitivamente de la patria federada centroamericana, y se hizo llamar «fundador de la Nueva República». Con esta medida Guatemala pudo iniciar sus acciones como Estado soberano y entablar relaciones con las potencias europeas. Carrera fue nombrado presidente vitalicio en 1854 y gobernó Guatemala hasta su muerte, ocurrida el viernes Santo 14 de abril de 1865 tras ser envenenado durante unas vacaciones en Escuintla.3
El período continuó por otros seis años, dirigido por el mariscal Vicente Cerna y Cerna, hasta que este fue derrocado por la Reforma Liberal el 30 de junio de 1871.
Un conservante es una sustancia utilizada como aditivo alimentario, que añadida a los alimentos (bien sea de origen natural o de origen artificial) detiene o minimiza el deterioro causado por la presencia de diferentes tipos de microorganismos (bacterias, levaduras y mohos). Este deterioro microbiano de los alimentos puede producir pérdidas económicas sustanciales, tanto para la empresa alimentaria (que puede llegar a generar pérdidas de materias primas y de algunos sub-productos elaborados antes de su comercialización, deterioro de la imagen de marca) así como para distribuidores y usuarios consumidores (tales como deterioro de productos después de su adquisición y antes de su consumo, problemas de sanidad, etc.).
Los conservantes, aunque sean naturales, tienen impuesto un límite oficial.[1]
Los conservantes no sólo se utilizan en los alimentos, existen muchos otros productos que también necesitan de los conservantes para evitar su deterioro.
Se sabe con certeza que más del 20 % de todos los alimentos producidos en el mundo se pierden por acción de los microorganismos y, por otra parte, estos alimentos alterados pueden resultar muy perjudiciales para la salud del consumidor, por lo tanto el primer empleo es el de evitar el deterioro. Los alimentos en mal estado pueden llegar a ser extremadamente venenosos y perjudiciales para la salud de los consumidores, un ejemplo de esto es la toxina botulínica generada por la bacteria Clostridium botulinum que se encuentra presente en las conservas mal esterilizadas y embutidos así como en otros productos envasados. Esta sustancia es una de las más venenosas que se conocen (miles de veces más tóxica que el cianuro en una dosis similar).