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Científicos han descubierto que a pesar de tener la habilidad para caminar de manera erguida, los primeros parientes de los humanos, representados por el fósil Lucy, pasaban gran parte de su tiempo en los árboles.
Los humanos son únicos entre los primates en poseer la capacidad de caminar de manera bípeda. Esta postura les permite liberar sus manos para utilizar herramientas, uno de los factores claves en la evolución.
Entre los parientes homínidos conocidos por caminar erguidos está el Australopithecus afarensis, la especie que incluye al famoso fósil “Lucy” de 3.2 millones de años.
Los expertos consideran a los australopitecinos los principales candidatos para ser nuestros ancestros, los cuales se remontan desde los 2.9 millones a los 3.8 millones de años en África del este.
Si bien Lucy no andaba en cuatro patas ni se apoyaba en los nudillos para caminar como los gorilas actuales, la posibilidad de que viviera arriba de árboles se desconocía.
“Un factor importante acerca del momento cuando nos convertimos en humanos fue el abandonar la vida en los árboles, y saber cuando pasó es una gran pregunta” señaló el investigador Zeresenay Alemseged, paleoantropólogo de la Academia de Ciencias de California, a LiveScience.
Para poder responder esta pregunta, los científicos lograron por primera vez analizar dos omóplatos del fósil “Selam” de 3.3 millones de años, un esqueleto extremadamente bien preservado de una niña Australopithecus afarensis de tres años.
“Este estudio nos pone un paso más cerca de responder la pregunta “¿Cuándo nuestros ancestros dejaron de trepar árboles?”, señaló Alemseged, quien descubrió a Selam en el año 2000.
Los investigadores estuvieron 11 años tratando de remover los omóplatos del esqueleto, el cual estaba recubierto en un bloque compacto de arenisca. “Debido a que los omóplatos son muy delgados, en muy pocas ocasiones se fosilizan, y cuando lo hacen, casi siempre es en fragmentos” dijo el experto.
En los huesos los investigadores encontraron varios detalles en común con el de los simios modernos, como las articulaciones de los hombros. En los humanos modernos, estas articulaciones apuntan hacia los lados, mientras que en el caso del fósil de Selam y en los simios modernos, la articulación apunta hacia arriba, lo cual indicaría que escalaban habitualmente.
Al mismo tiempo, los investigadores concuerdan en que hay muchas características del A. afarensis, tales como el hueso de la cadera, sus extremidades inferiores y sus pies, que son evidentemente humanos y adaptadas para caminar de manera erguida.
“Este nuevo descubrimiento confirma que las especies de Lucy y Selam ocupan un lugar importante en la evolución humana, pues si bien eran bípedos como nosotros, también tenían habilidades para trepar árboles. Aunque el A. Afarensis no era completamente humano, estaba en camino a serlo” señala Alemseged.
El descubrimiento saldrá publicado en la revista Science del 26 de octubre.