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1. Practicar ejercicio regularmente.
Es importante realizar ejercicios variados y de manera regular. Concretamente, los ejercicios dirigidos a cargar peso moderado y a mejorar la resistencia ayudan a mantener los huesos fuertes. Prácticas como el yoga, el tai chi y el pilates también pueden ser recomendables para las personas con EM, con el objetivo de aumentar la fuerza, ya que son actividades de bajo impacto que se basan principalmente en la técnica. Por otra parte, los ejercicios dirigidos a trabajar el equilibrio y la coordinación pueden ser muy útiles y recomendables con el fin de evitar caídas, que pueden ser contraproducentes en el caso de sufrir osteoporosis. En cualquier caso, es muy importante consultar con un fisioterapeuta para que evalúe las prácticas más adecuadas para cada caso concreto.
2. Una alimentación saludable y rica en calcio.
El calcio es indispensable para mantener la densidad ósea. Además, también repercute en la fortaleza de los dientes y el correcto funcionamiento de los músculos y los nervios. Por lo tanto, seguir una dieta con una ingesta adecuada de calcio es vital, especialmente para las personas con EM con una mayor propensión a padecer problemas de huesos. La cantidad diaria de calcio recomendada para los adultos es de 700 mg, que en la mayoría de los casos se extrae de los alimentos. Las principales fuentes de calcio son, por ejemplo: productos lácteos como el queso, los yogures y la leche baja en grasa, vegetales de hojas verdes como el brócoli o la col, soja y tofu, nueces y semillas, pan, etc.
3. Sol y vitamina D.
La vitamina D es indispensable para la regulación del calcio en el organismo y, por tanto, también es muy importante para mantener los huesos fuertes. La mayor fuente de producción de esta vitamina es la piel, gracias a la exposición a los rayos solares. Por tanto, una breve exposición diaria al sol, hecha con cuidado para evitar los problemas cutáneos, puede ayudar a mejorar el estado de los huesos. También algunos alimentos contienen pequeñas cantidades de esta vitamina. Recientemente, se ha descrito que la vitamina D podría jugar un papel en el sistema inmunológico. Para una información completa, se puede consultar este artículo: La vitamina D y la esclerosis múltiple.
4. No fumar.
El tabaco está asociado a un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis que, sumado a los otros factores de riesgo que pueden darse en las personas con EM (mujeres post-menopáusicas, vida sedentaria, etc.) puede agravar la afectación ósea. Por lo tanto, dejar de fumar en este caso es prioritario.
5. Reducir el consumo de alcohol.
La ingesta de alcohol reduce la capacidad del cuerpo de producir nuevo material óseo. Además, debido al efecto que tiene sobre el equilibrio, el estado de embriaguez incrementa el riesgo de sufrir caídas. Por lo tanto, para una mejor salud ósea, así como para evitar fracturas patológicas, es recomendable evitar el consumo de grandes cantidades de alcohol.
6. Evitar las caídas.
En cualquier momento a lo largo de la enfermedad, es muy importante prevenir las caídas. Esto es especialmente relevante para las personas con un alto riesgo de padecer osteoporosis. En el caso de las personas con EM que presentan algunos síntomas que pueden aumentar el riesgo de caídas (como la fatiga, la falta de equilibrio, los problemas visuales, etc.), es importante adaptar el entorno familiar y laboral para evitar accidentes.
Es importante realizar ejercicios variados y de manera regular. Concretamente, los ejercicios dirigidos a cargar peso moderado y a mejorar la resistencia ayudan a mantener los huesos fuertes. Prácticas como el yoga, el tai chi y el pilates también pueden ser recomendables para las personas con EM, con el objetivo de aumentar la fuerza, ya que son actividades de bajo impacto que se basan principalmente en la técnica. Por otra parte, los ejercicios dirigidos a trabajar el equilibrio y la coordinación pueden ser muy útiles y recomendables con el fin de evitar caídas, que pueden ser contraproducentes en el caso de sufrir osteoporosis. En cualquier caso, es muy importante consultar con un fisioterapeuta para que evalúe las prácticas más adecuadas para cada caso concreto.
2. Una alimentación saludable y rica en calcio.
El calcio es indispensable para mantener la densidad ósea. Además, también repercute en la fortaleza de los dientes y el correcto funcionamiento de los músculos y los nervios. Por lo tanto, seguir una dieta con una ingesta adecuada de calcio es vital, especialmente para las personas con EM con una mayor propensión a padecer problemas de huesos. La cantidad diaria de calcio recomendada para los adultos es de 700 mg, que en la mayoría de los casos se extrae de los alimentos. Las principales fuentes de calcio son, por ejemplo: productos lácteos como el queso, los yogures y la leche baja en grasa, vegetales de hojas verdes como el brócoli o la col, soja y tofu, nueces y semillas, pan, etc.
3. Sol y vitamina D.
La vitamina D es indispensable para la regulación del calcio en el organismo y, por tanto, también es muy importante para mantener los huesos fuertes. La mayor fuente de producción de esta vitamina es la piel, gracias a la exposición a los rayos solares. Por tanto, una breve exposición diaria al sol, hecha con cuidado para evitar los problemas cutáneos, puede ayudar a mejorar el estado de los huesos. También algunos alimentos contienen pequeñas cantidades de esta vitamina. Recientemente, se ha descrito que la vitamina D podría jugar un papel en el sistema inmunológico. Para una información completa, se puede consultar este artículo: La vitamina D y la esclerosis múltiple.
4. No fumar.
El tabaco está asociado a un mayor riesgo de desarrollar osteoporosis que, sumado a los otros factores de riesgo que pueden darse en las personas con EM (mujeres post-menopáusicas, vida sedentaria, etc.) puede agravar la afectación ósea. Por lo tanto, dejar de fumar en este caso es prioritario.
5. Reducir el consumo de alcohol.
La ingesta de alcohol reduce la capacidad del cuerpo de producir nuevo material óseo. Además, debido al efecto que tiene sobre el equilibrio, el estado de embriaguez incrementa el riesgo de sufrir caídas. Por lo tanto, para una mejor salud ósea, así como para evitar fracturas patológicas, es recomendable evitar el consumo de grandes cantidades de alcohol.
6. Evitar las caídas.
En cualquier momento a lo largo de la enfermedad, es muy importante prevenir las caídas. Esto es especialmente relevante para las personas con un alto riesgo de padecer osteoporosis. En el caso de las personas con EM que presentan algunos síntomas que pueden aumentar el riesgo de caídas (como la fatiga, la falta de equilibrio, los problemas visuales, etc.), es importante adaptar el entorno familiar y laboral para evitar accidentes.
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