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Dalila está en un momento complicado en su relación con Pablo, por lo que hacer un viaje al sur de Argentina con su hermana Lucía y sus amigas Petra y Maite es la excusa perfecta para poner la mente en blanco y despejarse un poco de los problemas típicos de una joven porteña; sin embargo, apenas llegan a destino conoce por accidente a Tharo, un enigmático muchacho que vive en el bosque donde están acampando. Su presencia cambia todo, y lo que parecía un viaje relajado se volverá una agitada aventura que va a cambiar el rumbo de su vida.
Cuando empecé a leer “Los ojos de la noche”, esperaba encontrarme algo completamente distinto: el título, la portada, la locación, los personajes y sobre todo los primeros capítulos parecen insinuar una historia con elementos sobrenaturales que esperé se hicieran presentes hasta casi el final de la novela, pero nunca llegaron. Sin embargo, Garland presenta una entretenida historia de amor adolescente que por momentos parece una reescritura de Pocahontas con los roles invertido que logra volverse entretenida e interesante. Sin embargo, no puedo evitar hacer un poco de critica negativa y mencionar ciertas situaciones, mensajes y pensamientos sumamente machistas que, para ser una novela juvenil escrita en el 2016, deja bastante que desear: Dalila repite estereotipos que nunca son criticados o al menos problematizados, algo que es ciertamente preocupante que se siga repitiendo hoy en día en la literatura juvenil. También hay ciertas incoherencias y productos de la casualidad que son poco creíbles, incluso para una novela de este tipo.
Dejando eso de lado, “Los ojos de la noche” es una novela entretenida, fácil y rápida de leer, con una trama simple y sin muchas vueltas pero que resulta efectiva, ideal para leer de corrido y sin tener que complicarse mucho recordando nombres, detalles o escenas. Algunos pasajes de la novela son muy lindos y bien logrados a nivel prosa. Ideal para llevar encima en un viaje en colectivo o tren, o para leer en casa una noche de tormenta. Aunque ciertamente se podría haber profundizado más en ciertas cuestiones referidas a Tharo, su familia y la gente de la zona, el hecho de que la autora haya hecho una introducción a lo que refiere a los pueblos originarios del sur de Argentina es algo destacable e importante de remarcar.