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Creemos que el estudio de los colegios de curacas, escuetamente analizados por nuestros especialistas, tiene una gran importancia en cuanto nos permite obtener una visión más o menos clara de nuestro proceso educativo e histórico.
En efecto, los hijos de los curacas, educados a la usanza castellana, serían agentes efectivos de aculturación en sus respectivos lugares de origen, pues España estuvo muy interesada en buscar un nexo entre la población dominada y el grupo conquistador. Para lograrlo centró su atención en los grupos nativos de poder: los curacas regionales, quienes a la larga vivirían entre dos mundos, como funcionarios de la corona española por un lado, y como jefes de las comunidades nativas por el otro. De allí surge entonces la importancia del análisis del sistema educativo que España impartió para este sector de la población dominada, lo cual pretendemos explicar en las siguientes páginas.
Los Colegios de Curacas establecidos en el Perú. En líneas generales podemos anotar que el origen de estas instituciones se remonta a principios del siglo XVI, específicamente al año 1503, año en que los franciscanos de la Isla Española, reunieron a los hijos de los caciques a fin de darles cierta instrucción, y evidentemente, evangelizarlos. Algunos años más tarde, la misma Corona ordenará que los hijos de los caciques al cumplir unos 10 años de edad, sean confiados a franciscanos y dominicos por un período de 4 años, a fin de que se les enseñe lectura, escritura y religión. Cumplido esto retornarían a sus pueblos de origen a enseñar lo mismo a sus súbditos. Esta política educativa se haría luego extensiva para todos los dominios españoles en América (1). En el caso peruano, a petición de Fray Vicente de Valverde (primer obispo del Perú), se dio una Real Cédula el año 1535, en la que se disponía que junto a los conventos o:
"... a la Yglesia desa provincia se haga vna casa grande como escuela donde los hijos de los caciques de la comarca después que fuesen de edad resydan y sean enseñados en cosas de la fee y costumbres de cristianos" (2).
Posteriormente las ordenanzas dadas por Pizarro en 1536, y que fueron los españoles encomenderos debían revisadas por el Rey, disponían que entregar a los hijos de los caciques a los religiosos que para tal efecto fueron señalados, a fin de que los instruyesen en la religión católica (3).
Hacia 1567, el Licenciado Juan de Matienzo recomendaba que:
"... a los hijos principales, de los caciques y curacas los tengan cargo el que los adoctrinare, deles enseñar a cantar y tañer flautas que lo aprenden muy bien (...). A los otros hijos de los indios comunes se les puede enseñar a hacer tejas y cal y trastejar y ser carpinteros y albañiles" (4)
En resumen, para gobernar a la población aborigen, los colonizadores tuvieron que recurrir a los curacas disminuyendo, pero sin suprimir, sus autoridades locales. De esta manera les aseguraban el respeto de sus inferiores, y se les incorporaba a la nueva estructura convirtiéndoles en colaboradores suyos (5). En otras palabras, a la educación de los hijos de los curacas sería utilizada para lograr el control y el dominio social durante gran parte de la Colonia.