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En la Educación Cristiana el papel de los padres, los maestros y la iglesia juegan un papel importante. Ya que cada uno comprende que está formando y educando a un hijo de Dios. Como cristianos aceptamos que el hombre fue creado a la imagen de Dios (Gén.1: 27) Dios tomó el tiempo para formar al hombre y a la mujer. Además de dotarlo de capacidades que no dio a las demás criaturas que creó. Los seres humanos declara la Biblia fueron creados con la habilidad de comunicarse y desarrollar relaciones con su Creador y con sus semejantes. Más tarde, el ser humano como consecuencia de su caída según Génesis 3, se apartó de Dios y escogió su propio camino. Sin embargo, como lo menciona Juan Calvino, citado por Knight, “un residuo” de la imagen de Dios continuó existiendo en el hombre. Dios en su misericordia y amor dio a su Hijo para que cada ser humano fuera restaurado (Juan 3:16). Pero la tendencia del ser humano es revelarse contra su Dios y Creador, oscila entre obedecer a Dios o seguir su propio camino. Lo más complicado para el hombre es entender que le es imposible alcanzar sus metas y logros sin la dirección de su Creador.
Dios en su amor toma la iniciativa y busca al hombre para restaurarlo. El plan original de tener relación con su Creador se abre nuevamente para el hombre. Y Cristo viene para morir en la cruz por los pecados de todo el mundo. El Espíritu Santo es el agente utilizado por Dios para restablecer su imagen en el hombre caído. Así podemos encontrar que la Educación es un medio que Dios también utiliza para alcanzar al ser humano. Dice Knight: “La naturaleza, la condición y las necesidades del alumno proveen el punto focal para la filosofía educativa, cristiana y dirigen a los educadores hacia las metas de la Educación Cristiana. Todos los alumnos deben ser considerados como personas que tienen un potencial infinito, ya que son hijos de Dios”. Esto lleva a hacer una gran diferencia entre la Educación Cristiana y la Educación secular, según Jim Wihoit, citado por Knight, “el punto de vista “bíblico” no tiene paralelo en las teorías educativas seculares y es, por lo tanto, el obstáculo principal para que el cristiano adopte cualquiera de esas teorías al por mayor”.