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Las leyendas negras originadas en torno al renacimiento y potenciadas por los movimientos reformistas, han hecho aparecer a la Iglesia católica como una organización despiadada que promovió el oscurantismo medieval.
Nada más lejos de la verdad; pues la Iglesia durante el medioevo fortaleció el monacato y ejerció un rol preponderante en el manejo administrativo de las localidades rurales, así como de las factorías independientes de los Señores feudales.
Incluso la Iglesia protegió en grado sumo a aquellos que podían ser vulnerables a la acción de un Señor Feudal que incumpliera las leyes o normas particulares.
Son conocidos los ejemplos de San Agustín, San Antonio de Padua o San Francisco de Asís como grandes filántropos de la época medieval.
La iglesia protegía a los niños huérfanos, y también a las mujeres desamparadas, como las viudas, por ejemplo, del mismo modo ofrecía empleo libre a los campesinos alrededor de los monasterios y abadías y daba cobijo a los enfermos y educación a los desposeídos.
Nada más lejos de la verdad; pues la Iglesia durante el medioevo fortaleció el monacato y ejerció un rol preponderante en el manejo administrativo de las localidades rurales, así como de las factorías independientes de los Señores feudales.
Incluso la Iglesia protegió en grado sumo a aquellos que podían ser vulnerables a la acción de un Señor Feudal que incumpliera las leyes o normas particulares.
Son conocidos los ejemplos de San Agustín, San Antonio de Padua o San Francisco de Asís como grandes filántropos de la época medieval.
La iglesia protegía a los niños huérfanos, y también a las mujeres desamparadas, como las viudas, por ejemplo, del mismo modo ofrecía empleo libre a los campesinos alrededor de los monasterios y abadías y daba cobijo a los enfermos y educación a los desposeídos.
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