Respuestas
Rita y su hermano Edwin habian ido a a pasear en bote con su abuelo.
Por la tarde,la corriente del mar iba en su contra y el bote apanas avanzaba.Al notar que se acercaba una tormenta decidieron pasar la noche en una isla despoblada. Al amanecer un golpe seco los desperto. Edwin señalo la playa y dijo: "No esta el bote ni el abuelo" De repente sono otro golpe.Ambos vieron hacia el mismo lugar: dos flechas rusticas estaban clavadas en una palmera cerca.
Espero haverte ayudado ¡Buena Suerte!
Haz el bien sin mirar a quién
Como todos los días, Ana se levantó temprano. Tenía que salir a caminar y trotar porque más tarde sus múltiples obligaciones la tendrían muy ocupada.
Aquel día, como siempre, se vistió apresuradamente y como todos los días se dirigió en dirección al parque. No es necesario aclarar que Ana era una persona rutinaria. Cuando alguien le preguntaba al respecto, decía que su vida era como una agenda, si se dañaba o perdía una hoja no sabría qué hacer.
Abstraída en sus pensamientos no percibió en un primer momento que algo perturbaba el silencio que a esa hora cubría las casas y los jardines del barrio.
De repente, un gemido de dolor atrajo su atención. Un hermoso perro negro yacía en el suelo con una gran herida de la que manaba abundante sangre. Inmediatamente se acercó. El animal la miró con esa mirada que solo un ser desvalido e indefenso mira a otro. Como pudo lo levantó en brazos, regresó a su casa y lo llevó con su auto al veterinario más cercano.
Mientras el doctor lo revisaba, subió la foto del animal a las redes en busca de su dueño. Se podía apreciar a simple vista que tenía un amo. Su estado general era bueno, como el de alguien que recibe cuidados.
Un rato más tarde y todavía en la veterinaria, llegó un señor con un pequeño de la mano. La sonrisa del niño cuando descubrió a su mascota no tiene adjetivos que la describan.
Muy agradecidos saludan a Ana, quien dejó al herido en buenas manos.
Los días siguientes, Ana siguió con su rutina y no podía dejar de acordarse del animal rescatado cuando pasaba por esa calle.
Había pasado cierto tiempo. Ana continuó con sus caminatas matinales. Pero, ese día fue diferente. Un malviviente armado se le acercó con el ánimo de atacar. Ana no llevaba nada valioso encima, pero, el ladrón le exigía dinero, celular, tarjeta.
Ana le dio su celular, pero, el ladrón no se conformaba e iba por más.
De repente, de atrás de unos arbustos ornamentales salió un enorme perro negro con amenazantes gruñidos. El maleante salió corriendo y Ana abrazó a su agradecido salvador.
saludos