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La naturaleza del tercer mundo fue, desde su origen, la de una región sumamente pobre y abastecedora de materias primas a los dos bloques que estaban frente a ellas. A cambio, recibían algunos productos ya desarrollados que nunca alcanzaban para mejorar la calidad de vida de las grandes mayorías, que sufrían padecimientos tales como la insuficiencia alimentaria, problemas de contaminación y de acceso al agua.
La condición de productor y exportador de materias primas permite ver algunas consideraciones adicionales: como el cúmulo de países en este rubro es muy grande, ninguno de ellos es capaz de imponer los precios de estas materias primas y entonces todos actúan como tomadores de precio.
Esto implica que sus balanzas económicas están atadas a una dinámica de la que ellos no son responsables, y por lo tanto sus ciclos económicos estarán atados a los valores de los productos que pueden exportar: la diversificación de producción típica de los países del primer mundo los dota de una estabilidad económica mucho mayor.