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CREACIÓN DE LA LLUVIA
Cuentan los que cuentan las historias… que se cuenta, que en una época lejana, vivían en un pueblo, rodeado de montañas, una familia que crecía feliz, compartiendo con los aldeanos del lugar.
Estaba formada por un matrimonio y sus dos hijas Llunia y Vialba.
Correteaban todo el día compartiendo sus juegos.
Una tarde, sucedió lo que secretamente se esperaba…
La tranquilidad del lugar se volvió un caos, las ideas se encontraron y por las inesperadas cuestiones que tiene la vida, las niñas quedaron solas.
Algo había hacer con ellas.
Dos familias se hicieron cargo de sus vidas, huyendo hacia diferentes lugares, para no correr la misma suerte de sus padres, perseguidos por su ideología religiosa.
Un ángel de la guarda se adueñó de cada una de ellas, para protegerlas, pero se les hacía imposible reparar la tristeza cotidiana que le producía la sensación indescriptible por la separación y el no verse nunca más.
Así fueron transcurriendo los días y la tristeza se acrecienta en los atardeceres, con la caída del sol, vertiendo lágrimas incontrolables, de sus ojos.
Los ángeles de la guarda, para aliviar su pena, decidieron juntar sus llantos y con el tiempo los evaporaron formando una gran nube, en cada lugar que se encontraban las niñas.
Con un soplo de cada uno de ellos la elevaron muy alto, y con el cambio de temperatura esas nubes se convirtieron en lluvia, que al caer sobre el rostro de Llunia y Vialba reconocieron el olor de la hermana lejana, y cada gota le contaba algo de sus historias no compartidas.
A partir de ese día, esperaban con ansiedad ese nuevo acontecimiento al que llamaron LLU-VIA en su homenaje, ya que los ángeles se encargaban de juntar sus lágrimas para transmitírselas en forma delluvia a cada una de las hermanas.
Cuentan los que cuentan, que cada vez que llueve y elevamos nuestra cara para mojarla con sus gotas, hay alguien querido, acordándose de nosotros, enviándonos el regalo de su amistad.
Fin
Cuentan los que cuentan las historias… que se cuenta, que en una época lejana, vivían en un pueblo, rodeado de montañas, una familia que crecía feliz, compartiendo con los aldeanos del lugar.
Estaba formada por un matrimonio y sus dos hijas Llunia y Vialba.
Correteaban todo el día compartiendo sus juegos.
Una tarde, sucedió lo que secretamente se esperaba…
La tranquilidad del lugar se volvió un caos, las ideas se encontraron y por las inesperadas cuestiones que tiene la vida, las niñas quedaron solas.
Algo había hacer con ellas.
Dos familias se hicieron cargo de sus vidas, huyendo hacia diferentes lugares, para no correr la misma suerte de sus padres, perseguidos por su ideología religiosa.
Un ángel de la guarda se adueñó de cada una de ellas, para protegerlas, pero se les hacía imposible reparar la tristeza cotidiana que le producía la sensación indescriptible por la separación y el no verse nunca más.
Así fueron transcurriendo los días y la tristeza se acrecienta en los atardeceres, con la caída del sol, vertiendo lágrimas incontrolables, de sus ojos.
Los ángeles de la guarda, para aliviar su pena, decidieron juntar sus llantos y con el tiempo los evaporaron formando una gran nube, en cada lugar que se encontraban las niñas.
Con un soplo de cada uno de ellos la elevaron muy alto, y con el cambio de temperatura esas nubes se convirtieron en lluvia, que al caer sobre el rostro de Llunia y Vialba reconocieron el olor de la hermana lejana, y cada gota le contaba algo de sus historias no compartidas.
A partir de ese día, esperaban con ansiedad ese nuevo acontecimiento al que llamaron LLU-VIA en su homenaje, ya que los ángeles se encargaban de juntar sus lágrimas para transmitírselas en forma delluvia a cada una de las hermanas.
Cuentan los que cuentan, que cada vez que llueve y elevamos nuestra cara para mojarla con sus gotas, hay alguien querido, acordándose de nosotros, enviándonos el regalo de su amistad.
Fin
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