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Esta parábola habla sobre los creyentes y no creyentes o incrédulos.
Dios es el sembrador, los creyentes son el trigo, los no creyentes son la cizaña y el que sembró la cizaña es el diablo.
Muchas veces hay personas que se dicen creyentes, y que a primera vista diríamos que si lo son, pero puede que sólo sean creyentes de palabra y no de de corazón, "siguen" a Cristo porque es la religión de sus padres, "siguen" a Cristo y van a la iglesia sólo porque ahí se siente agusto, y están entre los verdaderos creyentes, pero el día del juicio, cuando sea la siega, Dios va a separar el trigo de la cizaña, y el trigo será guerdado y la cizaña será echada al fuego.
Dios es el sembrador, los creyentes son el trigo, los no creyentes son la cizaña y el que sembró la cizaña es el diablo.
Muchas veces hay personas que se dicen creyentes, y que a primera vista diríamos que si lo son, pero puede que sólo sean creyentes de palabra y no de de corazón, "siguen" a Cristo porque es la religión de sus padres, "siguen" a Cristo y van a la iglesia sólo porque ahí se siente agusto, y están entre los verdaderos creyentes, pero el día del juicio, cuando sea la siega, Dios va a separar el trigo de la cizaña, y el trigo será guerdado y la cizaña será echada al fuego.
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