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En la aparición del neoclasicismo confluyen varios fenómenos: de un lado una tendencia hacia el redescubrimiento de los principios que habían caracterizado al arte clásico, propiciada por los impactantes hallazgos arqueológicos de Pompeya y Herculano; por otra parte, la difusión de las ideas de la Ilustración y su vinculación a la nueva clase social en ascenso, la burguesía, que acabó produciendo una crítica al estilo rococó, asociado a los ambientes cortesanos y nobiliarios, considerados ahora como propios del Antiguo Régimen.
Así pues, debemos entender al arte neoclásico como el que caracteriza el espíritu de un siglo, el XVIII, en el cual los principios de la razón van a ir adquiriendo progresivamente, de la mano del movimiento ilustrado, una mayor importancia, hasta dar por el suelo con los planteamientos sociopolíticos que habían regido a Europa desde la Edad Media. Por ello, en cierto sentido, el arte neoclásico, con su pureza de líneas y su búsqueda del orden y la armonía, es el arte del siglo de las revoluciones.
El siglo xviii d. C. (siglo dieciocho después de Cristo) o siglo xviii e. c. (siglo dieciocho de la era común) fue el octavo siglo del II milenio en el calendario gregoriano. Comenzó el 1 de enero de 1701 y terminó el 31 de diciembre de 1800.
En la historia occidental, el siglo xviii también es llamado el «siglo de las luces», debido al nacimiento del movimiento intelectual conocido como Ilustración.1 En ese marco, el siglo xviii es fundamental para comprender el mundo moderno, pues muchos de los acontecimientos políticos, sociales, económicos, culturales e intelectuales de esos años han extendido su influencia hasta la actualidad.23 El escritor Voltaire, también definió el siglo como «siglo de Luis XIV» debido a la gran influencia del monarca francés en toda Europa, durante este siglo.
De hecho, para la historia occidental es el último de los siglos de la Edad Moderna y el primero de la Edad Contemporánea, tomándose convencionalmente como momento de división entre ambas los años 1705 (máquina de vapor), 1751 (L'Encyclopédie), 1776 (Independencia de Estados Unidos) o, más comúnmente, el 1789 (Revolución francesa).4
Tras el caos político y militar vivido en el siglo xvii, el siglo xviii, no carente de conflictos, verá un notable desarrollo en las artes y las ciencias europeas de la mano de la Ilustración, un movimiento cultural caracterizado por la reafirmación del poder de la razón humana frente a la fe y la superstición. Las antiguas estructuras sociales, basadas en el feudalismo y el vasallaje, serán cuestionadas y acabarán por colapsar, al tiempo que, sobre todo en Inglaterra, se inicia la Revolución Industrial y el despegue económico de Europa. Durante dicho siglo, la civilización europea occidental afianzará su predominio en el mundo y extenderá su influencia por todo el orbe