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TEMA: LAS VOLADORAS DE MIRA
La noche era de luna, luna llena sobre los campos. Esa claridad-esa parda claridad-confería al entorno un color azulado. Habia ese silencio cómplice sobre las sementeras,donde las nubes estaban apenas insinuadas. Desde la colina, donde nos encontrabamos, se podia divisar todo el pueblo de Mira: sus casas de techumbres de teja, la iglesia blanquecina, que resplandecía, las angostas calles y huertos. Habíamos ido con mi hijo Manuel, al regadío de la sementera de papas.
De pronto, un ruido casi imperceptible. Alzamos a mirar el cielo de luna, poruq e el sonido procedia de arriba. El ruido que nos atrajo era el vestido de una mujer que pasaba sobre nuestras cabezas y entonces, ante nuestros ojos, todas las historis de nuestros mayores se hacían ciertas; una voladora, que no era otra cosa que una hechicera que se dirigía por los aires, como un enorme pájaro, probablemente hermoso.
Después de un momento de turbulación dije:
-Manuel hacele caer a la voladora.
El cielo se cubrió de esa sombra, que parecía cernirse sobre nosotros.
En ese instante, el mozuelo no pensó en cúal de las formulas, para que caigan la voladoras, podía funcionar:
• Echarce con los brazos en cruz, como decian los antiguos:
• Colocarse, en esa posición, boca abajo;
• Quitarse el sombrero y colocarlo para arriba;
• Desprenderse de su solapa, del temo arrugado, la aguja de arria-que sirve para cocer costales-y colocarla de punta en la tierra;
• O alguna oración, que en momento no salía de sus labios.
En ese minimo espacio de tiempo, Manuel hizo-casi como una intuicion- lo primero que se ocurrió: se lanzo sobre el suelo con los brazos en cruz y boca abajo. Fue, después, que comprobó-que comprobamos, porque yo estaba a su lado petrificado-que el vuelo de la mujer se hacía inestable, hata dar de bruces contra un descampado.
Un poco más próxima, pudimos, pudimos comprobar que tenía el vestido blanco y el cabello largo y hermoso. Más, su rostro se perdía en el reflejo del color de la luna. Más animado recordé antiguas enseñanzas:
-Vendra mañana a mi casa por sal.
La mujer escucho mi insinuación y se alejó de nosotros caminando, con paso lento e incierto.
Fuimos a dormir aún comentando los acontecimientos de la noche y nos olvidamos de rezar unas oraciones entrecortadas. Sin embargo, las obligaciones del campo obligaron a que mi hijo se levantara más temprano. Era aún de madrugada cuando encontro a una mujer, acurrucada en la vereda. Se asustó. No solamnete porque no era usual mirar a esas horas a una mujer-aparte de las beatas con sus chalinas negras-sino por la posición en la que se encontraba.
Despúes de un momento se animó a preguntar:
¿Qué hace aquí, mujer,a estas horas?
Usted me llamó que venga por sal, fue la contestación que le dejó atónit
No había como retroceder. Al fin, al mozuelo ya le estaba saliendo la barba y, acaso por eso, quiso creer que tenía valentía, aunque le temblaban las piernas.
Yo estaba adormilado cuando miré pasar esa sombra familiar. Era mi hijo que habia entrado a la casa para tomar una horma de sal, que se producía precisamente en Salinas de Imbabura, para después entregarle a la mujer y cumplir, de esa manera a su pedido. Es decir, la provocación que había dado como consecuencia la tremenda caída de la Voladora, ahora merced a un muchacho que le había conjurado. Porque decirles a las brujas que vayan a la casa a traer sal era la única manera de conocer quiénes eran. Claro que acudió a esa cita, indeseable para ella, pero que tenía que hacerlo poruqe había sido atrapada cuando Manuel se echo de cruz.
Bueno, sin alargar demasiado el cuento, puedo revelar la identidad de la Voladora. Se trata de …..como decís Manuel. ¿Qué no hay cómo revelar los secretos? Fue lo mismo que me dijeron, días más tarde, quienes nos reunimos en el Mentidero, que es la casa esquinera más conocida de Mira, allí entre sustos y risas, cada uno fue relatando sus propias experiencias con las Voladoras o lo que a su vez, les habían contado sus mayores.
Caía nuevamente la tarde. Alguien propuso animar la conversación con un trago destilado. La noche de luna había pasado y ahora las nubes espesas formaban una danza informe. Otra vez un ruido. Al alzar a ver, todos miramos-claramente,creíamos-a una voladora que se dirigía rauda por los cielos de Mira. Huelga decir que nos quedamos estáticos y que a nadie se le ocurrió lanzar sobre las piedras de la calzada, con los brazos en cruz.
Sin embargo, en esa noche, casi hasta el amanecer, nos dedicamos a realizar un compendio de todas las fórmulas, hechizos, pases mágicos, historias y sucesos que sabíamos o habíamos vivido en referencia a las voladoras o porque, hay que decirl, alguno de los conjurados no quiso revelar los secretos de su dama de la noche, que-a esa hora-ya volaba sobre un cielo escuro, mientras respiraba nuevos horizontes.
(Tomado de “Memorias de Mira” de Rosa Cecilia Muñoz.)
Respuestas
Respuesta dada por:
11
era en el campo ya que en un parrafo lo describen
Respuesta dada por:
7
Era en el campo así dice en el parrafo
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