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A lo largo de su historia, en la China antigua hubo una serie de dinastías y los ciclos de las cosechas afectaron directamente a su poder. Si los rendimientos agrícolas eran insuficientes, el poder de las autoridades y de los terratenientes del momento entraban en crisis y en poco tiempo eran expulsadas del poder.
La práctica común, durante muchos siglos, era que la tierra estuviera dividida en unidades cuadradas, que a su vez se fragmentaban en nueva parcela que formaban un triángulo equilátero. Las ocho parcelas exteriores eran trabajadas por las familias de campesinos y la parcela restante era cultivada colectivamente como forma de tributo a la clase terrateniente, quienes poseían la propiedad de la tierra.
Como en el resto de las grandes civilizaciones , los principales cultivos eran el trigo, la cebada y el arroz. Las características de este territorio, suelo fértil, fueron muy favorables a la agricultura y a las labores mineras con yacimientos de cobre, oro, hierro y plomo. En los cultivos, también destacan: la caña de azúcar o el té.
A medida que aumentaba el desarrollo cultural de la civilización china, se fueron introduciendo nuevas técnicas a las actividades agrícolas, como el arado de hierro. A la vez se incorporaron técnicas de regadío que permitieron aumentar el rendimiento de la tierra y las cosechas. Las cosechas cada vez más elevadas posibilitaron el crecimiento sostenido de la población china, lo que originó una nueva clase: mercaderes y comerciantes.
La adopción y el proceso de domesticación de animales como el caballo, mejoraron las comunicaciones y facilitaron el comercio. Igualmente, las autoridades imperiales pudieron ejercer un control más riguroso en las provincias y como consecuencia se extendió la zona de influencia china, destacando la gran expansión alcanzada por la China que aumentó considerablemente sus límites.
Son la unificación de medición de pesos y la acuñación de monedas permitieron integrar económica y políticamente el territorio chino, por lo que se propició un proceso de apertura comercial. Destacamos el papel de China dentro de la ruta de la seda.
La civilización china logró desarrollar un sistema económico capaz de abastecer a una inmensa cantidad de población que además generaba para las autoridades excedentes que podían utilizar en sus campañas de conquista militar. Aunque los mismos esfuerzos militares de los emperadores provocaron agudas crisis económicas que terminaron por sacarlos del poder.
Los chinos fueron de los primeros en utilizar el concepto de moneda. Al principio fueron simples conchas, pero más adelante intercambiaban pequeños utensilios metálicos como cuchillos o herramientas agrícolas que, para poder acumularse y transportarse, fueron haciéndose cada vez más pequeños hasta llegar a ser pequeños trozos de metal con inscripciones.
La sociedad china de las primeras dinastías se caracterizó por ser principalmente rural, así la agricultura y la ganadería fueron las principales actividades económicas. Pero con el tiempo la población creció y fue necesario echar mano de todos los recursos y se generalizó el consumo de alimentos de mares y ríos, los cuales hasta la fecha siguen formando parte importante de la dieta china.
La sociedad de la antigua China se estructuraba de la siguiente manera: emperador, mandarines, comerciantes, terratenientes, artesanos, campesinos y esclavos.
El emperador y la familia real se hallaban en lo más alto de la pirámide social y se les concedía un carácter casi sagrado, al emperador era “El hijo del cielo”, por lo que sus órdenes, decisiones y sus mínimos deseos eran acatados siempre con temor y celeridad. El ejército y el dinero del imperio los controlaban los mandarines, que eran los encargados de la administración del Estado, por ello eran el sector de la sociedad china que recibía más educación y cultura. En sus manos se centralizaba todo el poder militar, judicial y administrativo.
Les seguían aquellos que se veían obligados a trabajar para su sustento pero también para el del imperio: comerciantes, terratenientes, artesanos, es decir, los que comerciaban y generaban las riqueza reales. Los campesinos se encontraban en el penúltimo escalón de la sociedad china, pues los últimos eran los esclavos; sin embargo, los primeros constituían la gran mayoría de la población. Según las tradiciones y las leyes del antiguo imperio chino, los acuñadores de monedas debían ser esclavos, así, pues, los delincuentes recibían la esclavitud como castigo, pero la miseria también condenaba a muchos a venderse a sí mismos o a sus hijos para sobrevivir.