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Un curioso sistema de alianzas entre las potencias europeas fue lo que desencadenó que una guerra inicial entre el Imperio Austro-Húngaro y Serbia terminara siendo una conflagración mundial.
Por un lado la Triple Alianza entre el Imperio Austro-Húngaro, el Imperio Alemán e Italia. Se formó en 1882 bajo el mando del Canciller Alemán Otto von Bismark. En la guerra se les nominaría como potencias centrales, pero una vez comenzado el conflicto Italia no cumplió lo pactado y decidió no entrar en guerra del lado central. Tras mantenerse en primera instancia como neutral terminaría adhiriéndose a bando aliado en 1915. A las potencias centrales se unieron el Imperio Turco y Bulgaria.
Por el otro el llamado Triple Entente, creado en 1907 entre Francia, Imperio Ruso y Gran Bretaña, que se le uniría Serbia. Durante el conflicto a esta alianza, llamados “aliados” se incorporaron:Bélgica, Japón, Italia, Estados Unidos, Grecia, Portugal, China,…
Así tras el asesinado en junio de 1914 del heredero al trono Austro-Húngaro por un grupo el terrorista Serbio Mano Negra, estos declararon la guerra a Serbia y se desencadenó el sistema de alianzas. El Imperio Ruso declaró la guerra al Austro-Húngaro, y a su vez el Alemán a los Rusos. Francia, aliada de Rusia a través de la Triple Entente, a los Imperios Centrales. Ya teníamos formada el núcleo principal de la Primera Guerra Mundial. Alemania atacó a Francia a través de la neutral Bélgica y esto provocó la entrada de Gran Bretaña.
Una vez avanzada la guerra se fueron añadiendo nuevos aliados en ambos bandos, sobre todo entre los Aliados, como en 1917 cuando los Estados Unidos se unieron al conflicto del bando aliado y inclinó la balanza hacia la victoria aliada. Pero también hubo países que salieron del conflicto. La revolución rusa de 1917 y la caída del zar Nicolás II les sacó del la Guerra firmando la paz con Alemania.