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La trama narra como Rick Janssen (Worthington) participa en un experimento militar para crear un ser humano capaz de sobrevivir en los duros entornos de la luna de Saturno, Titán. El experimento es todo un éxito, convirtiendo a Rick en un súper humano, pero también crea efectos secundarios que amenazan la vida de Rick, su esposa y familia, y posiblemente su propia humanidad.
El teniente Rick Jenssen (Sam Worthington) y su esposa Abigail (Taylor Schilling) son reclutados en una base protegida de la OTAN, en un mundo convulsionado por guerra, hambre y peste. Los Jenssen gozan de una vivienda amplia y cómoda y suministro de alimentos y comodidades, a cambio de participar en un programa piloto para la colonización de Titan, la luna más grande Saturno y el único sitio en el espacio cercano con atmósfera y cuerpos líquidos estables.
Sin embargo, lo que en principio parecía una misión de entrenamiento pronto se convierte en una pesadilla para Abigail, al descubrir los extraños cambios que sufre no solamente su esposo, sino todos aquellos involucrados con el programa de colonización, incluyendo a Iker Hernández (Diego Boneta [Responde… me quieres]) y a Tally Rutherford (Nathalie Emmanuel).
Lennart Ruff, un ignoto realizador, debuta con esta historia ambientada en el año 2048. Entre desastres ambientales, sobrepoblación y conflictos bélicos de todo tipo, la Tierra se hizo casi inhabitable, por eso un grupo de científicos, encabezados por el profesor Martin Collingwood (Tom Wilkinson), y la OTAN están en busca de una solución… un tanto polémica.
La idea es convertir a Titán (la luna más grande de Saturno y la segunda en tamaño del sistema solar) en el nuevo hogar de la raza humana, pero las condiciones de este satélite son totalmente adversas, entonces, en vez de adaptar el escenario a la vida del hombre, lo que Collingwood quiere hacer es adaptar al hombre a esas extremas condiciones de vida. En pocas palabras, darle un empujoncito a la evolución, y crear individuos “mejorados” que puedan sobrevivir en su atmósfera.
El teniente Rick Janssen (Worthington) es uno de los sujetos de prueba seleccionado para dicho experimento, en parte, porque logró sobrevivir durante tres días perdido en el desierto Sirio. Él y su familia, su esposa Abigail (Taylor Schilling) y su hijo Lucas (Noah Jupe), se mudan a una base de operaciones de la OTAN en alguna parte del Océano Atlántico, un lugar casi paradisiaco donde tienen todas las comodidades, y donde esa polución y caos que afecta al resto del mundo, no parece dar señales de vida.
Collingwood y su equipo trabajan contrarreloj, invirtiendo fortunas, pero con poco apoyo de la NASA y otras organizaciones que consideran el experimento demasiado extremo. Hay muchos riesgos involucrados para los “conejillos de Indias”, que son sometidos a tratamientos varios que los ayudaran a respirar bajo el agua durante horas, suportar altísimas temperaturas y otras “mejoras” que podrían tener algunos efectos colaterales.
Janssen y la oficial Tally Rutherford (Nathalie Emmanuel) resultan ser los que mejor toleran el “tratamiento”, pero esto no implica que las cosas se salgan un poco de control, sobre todo cuando se juega con el ADN humano mezclado con otros elementos.
¿Qué decirles? El planteo no está tan mal, aunque lo hayamos visto en diferentes formatos (¿alguien dijo súper soldados? ¿Deadpool?). Ruff y el guionista Max Hurwitz juegan con sus propios mutantes, aunque no tienen la menor idea de cómo seguir adelante con la historia. Olvídense de los viajes espaciales, la película se centra exclusivamente en el experimento y la evolución de estos “titanes”; de Collingwood jugando al científico loco, y de la abnegada Abi cuidando de su esposo y su hijo, mientras trata de averiguar que más hay detrás de todo esto.
Ella termina siendo la verdadera protagonista de la historia, aunque esto no es un gran consuelo. Sólo la vemos realizando tareas domésticas e intimando con su marido, porque decidió dejar de lado su carrera como pediatra para apoyar al muchacho en este emprendimiento. Parece que en el año 2048 es posible la evolución de la raza humana, pero las mujeres siguen relegadas a la casa, mientras los hombres van a salvar al mundo. Sí, hay mujeres científicas en “The Titan”, y otras que forman parte del proyecto, pero los realizadores insisten en este mensaje de la esposa sumisa que cuida a los hijos y no hace preguntas, y a la larga molesta un poco.
El teniente Rick Jenssen (Sam Worthington) y su esposa Abigail (Taylor Schilling) son reclutados en una base protegida de la OTAN, en un mundo convulsionado por guerra, hambre y peste. Los Jenssen gozan de una vivienda amplia y cómoda y suministro de alimentos y comodidades, a cambio de participar en un programa piloto para la colonización de Titan, la luna más grande Saturno y el único sitio en el espacio cercano con atmósfera y cuerpos líquidos estables.
Sin embargo, lo que en principio parecía una misión de entrenamiento pronto se convierte en una pesadilla para Abigail, al descubrir los extraños cambios que sufre no solamente su esposo, sino todos aquellos involucrados con el programa de colonización, incluyendo a Iker Hernández (Diego Boneta [Responde… me quieres]) y a Tally Rutherford (Nathalie Emmanuel).
Lennart Ruff, un ignoto realizador, debuta con esta historia ambientada en el año 2048. Entre desastres ambientales, sobrepoblación y conflictos bélicos de todo tipo, la Tierra se hizo casi inhabitable, por eso un grupo de científicos, encabezados por el profesor Martin Collingwood (Tom Wilkinson), y la OTAN están en busca de una solución… un tanto polémica.
La idea es convertir a Titán (la luna más grande de Saturno y la segunda en tamaño del sistema solar) en el nuevo hogar de la raza humana, pero las condiciones de este satélite son totalmente adversas, entonces, en vez de adaptar el escenario a la vida del hombre, lo que Collingwood quiere hacer es adaptar al hombre a esas extremas condiciones de vida. En pocas palabras, darle un empujoncito a la evolución, y crear individuos “mejorados” que puedan sobrevivir en su atmósfera.
El teniente Rick Janssen (Worthington) es uno de los sujetos de prueba seleccionado para dicho experimento, en parte, porque logró sobrevivir durante tres días perdido en el desierto Sirio. Él y su familia, su esposa Abigail (Taylor Schilling) y su hijo Lucas (Noah Jupe), se mudan a una base de operaciones de la OTAN en alguna parte del Océano Atlántico, un lugar casi paradisiaco donde tienen todas las comodidades, y donde esa polución y caos que afecta al resto del mundo, no parece dar señales de vida.
Collingwood y su equipo trabajan contrarreloj, invirtiendo fortunas, pero con poco apoyo de la NASA y otras organizaciones que consideran el experimento demasiado extremo. Hay muchos riesgos involucrados para los “conejillos de Indias”, que son sometidos a tratamientos varios que los ayudaran a respirar bajo el agua durante horas, suportar altísimas temperaturas y otras “mejoras” que podrían tener algunos efectos colaterales.
Janssen y la oficial Tally Rutherford (Nathalie Emmanuel) resultan ser los que mejor toleran el “tratamiento”, pero esto no implica que las cosas se salgan un poco de control, sobre todo cuando se juega con el ADN humano mezclado con otros elementos.
¿Qué decirles? El planteo no está tan mal, aunque lo hayamos visto en diferentes formatos (¿alguien dijo súper soldados? ¿Deadpool?). Ruff y el guionista Max Hurwitz juegan con sus propios mutantes, aunque no tienen la menor idea de cómo seguir adelante con la historia. Olvídense de los viajes espaciales, la película se centra exclusivamente en el experimento y la evolución de estos “titanes”; de Collingwood jugando al científico loco, y de la abnegada Abi cuidando de su esposo y su hijo, mientras trata de averiguar que más hay detrás de todo esto.
Ella termina siendo la verdadera protagonista de la historia, aunque esto no es un gran consuelo. Sólo la vemos realizando tareas domésticas e intimando con su marido, porque decidió dejar de lado su carrera como pediatra para apoyar al muchacho en este emprendimiento. Parece que en el año 2048 es posible la evolución de la raza humana, pero las mujeres siguen relegadas a la casa, mientras los hombres van a salvar al mundo. Sí, hay mujeres científicas en “The Titan”, y otras que forman parte del proyecto, pero los realizadores insisten en este mensaje de la esposa sumisa que cuida a los hijos y no hace preguntas, y a la larga molesta un poco.
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