-por que mesopotania desarrollo en gran cultura
-en donde practica las escrituras en la literatura
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En un ambiente cultural como el latinoamericano, donde las revistas literarias parecen haber perdido su empuje inicial para nutrirse de mitos y grandes nombres (heredados de la estela del boom) dedicados a bordar en torno a temas arcaicos e inocuos pero aun prestigiosos como recurso final de auto promoción (“todavía escribo, por lo tanto existo”), la presencia de una revista como Escritura, sin cartel fijo de colaboradores (y por lo tanto con amplísimo repertorio de éstos, con distintos puntos de vista estilos e intenciones) es entusiasmante.
Llegada a México con un año de retraso (apenas está en las librerías el número 2 del semestre julio-diciembre de 1976), demuestra hasta qué punto está viva la crítica literaria (y todo el quehacer literario) en América Latina: sacrificando los grandes nombres totémicos en beneficio de una actitud de revisión y puesto en duda constante de la cultura occidental en su primer número incluía un artículo sobre el “Colonialismo mental en el bilingüismo paraguayo”, un diálogo de Julio Cortázar con los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, un ensayo de Noé Jitrik sobre Roberto Artl y otro de Margarita Russoto sobre Joao Guimaraes Rosa, entre otros asuntos.
El segundo número no se refiere sólo a la literatura americana pero sigue ocupando ésta el espacio principal Alejo Carpentier elabora una autobiografía cultural partiendo de la “Problemática del tiempo y del idioma en la moderna novela latinoamericana”, Iván A. Schulman rescata un momento poco atendido de la actividad periodística de Pedro Henríquez Ureña; Gustavo Mejía analiza la María de Isaacs calificándola como “la novela de la decadencia de la clase latifundista”; Angel Rama toma como pretexto la obra narrativa y periodística de Rodolfo Walsh para comentar el desarrollo y función de la cultura argentina en el ambiente latinoamericano mientras se ofrece una transcripción del diálogo entre Juan Rulfo y los estudiantes de la UCV, donde aquel refuta hipótesis, y confirma preferencias y establece su relación con el cine mexicano; Rosario Ferré analiza exhaustivamente Oppiano Licario y finalmente se ofrecen un capítulo de esa novela y unos poemas de Lezama Lima; refiriéndose a las letras extranjeras, Jean Cartysse amplía el estudio de la novela La celosía de Robbe-Grillet iniciado por Jacques Leenhart en su libro lectura política de la novela; el propio Leenhart ofrece su teoría sobre “Modelos literarios e ideología dominante”. Igualmente hay un ensayo de María Elena Huizi sobre El lamento del Doktor Faustus de Leverkühn y Esteban Tolinchi analiza las cualidades argumentales de Otelo y sus adaptaciones operísticas.
El gran acierto de Escritura es saber concentrarse en la actividad literaria para emprender sus críticos al panorama cultural y político del continente; recuperando fenómenos que se creían superados (Henríquez Ureña, Jorge Isaacs José J. Tablada o la novela peruana del siglo XIX, comentario anunciado para el siguiente número), remitiéndose sistemáticamente a América Latina desde un enfoque que pone en duda aún las opiniones que se suponían más precisas (Salazar Bondy, Darcy Ribeiro, Leopoldo Marechal en el ensayo de Rama) y evitando los juicios viciados y los lugares comunes con la multiplicidad de sus colaboraciones; es una de las publicaciones más renovadoras con que cuenta nuestro ambiente cultural.
Llegada a México con un año de retraso (apenas está en las librerías el número 2 del semestre julio-diciembre de 1976), demuestra hasta qué punto está viva la crítica literaria (y todo el quehacer literario) en América Latina: sacrificando los grandes nombres totémicos en beneficio de una actitud de revisión y puesto en duda constante de la cultura occidental en su primer número incluía un artículo sobre el “Colonialismo mental en el bilingüismo paraguayo”, un diálogo de Julio Cortázar con los estudiantes de la Universidad Central de Venezuela, un ensayo de Noé Jitrik sobre Roberto Artl y otro de Margarita Russoto sobre Joao Guimaraes Rosa, entre otros asuntos.
El segundo número no se refiere sólo a la literatura americana pero sigue ocupando ésta el espacio principal Alejo Carpentier elabora una autobiografía cultural partiendo de la “Problemática del tiempo y del idioma en la moderna novela latinoamericana”, Iván A. Schulman rescata un momento poco atendido de la actividad periodística de Pedro Henríquez Ureña; Gustavo Mejía analiza la María de Isaacs calificándola como “la novela de la decadencia de la clase latifundista”; Angel Rama toma como pretexto la obra narrativa y periodística de Rodolfo Walsh para comentar el desarrollo y función de la cultura argentina en el ambiente latinoamericano mientras se ofrece una transcripción del diálogo entre Juan Rulfo y los estudiantes de la UCV, donde aquel refuta hipótesis, y confirma preferencias y establece su relación con el cine mexicano; Rosario Ferré analiza exhaustivamente Oppiano Licario y finalmente se ofrecen un capítulo de esa novela y unos poemas de Lezama Lima; refiriéndose a las letras extranjeras, Jean Cartysse amplía el estudio de la novela La celosía de Robbe-Grillet iniciado por Jacques Leenhart en su libro lectura política de la novela; el propio Leenhart ofrece su teoría sobre “Modelos literarios e ideología dominante”. Igualmente hay un ensayo de María Elena Huizi sobre El lamento del Doktor Faustus de Leverkühn y Esteban Tolinchi analiza las cualidades argumentales de Otelo y sus adaptaciones operísticas.
El gran acierto de Escritura es saber concentrarse en la actividad literaria para emprender sus críticos al panorama cultural y político del continente; recuperando fenómenos que se creían superados (Henríquez Ureña, Jorge Isaacs José J. Tablada o la novela peruana del siglo XIX, comentario anunciado para el siguiente número), remitiéndose sistemáticamente a América Latina desde un enfoque que pone en duda aún las opiniones que se suponían más precisas (Salazar Bondy, Darcy Ribeiro, Leopoldo Marechal en el ensayo de Rama) y evitando los juicios viciados y los lugares comunes con la multiplicidad de sus colaboraciones; es una de las publicaciones más renovadoras con que cuenta nuestro ambiente cultural.
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