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Entre los cuentos cortos, el cuento del Rey Midas es muy famoso y narra la siguiente historia. El rey de Frigia se llamaba Midas y poseía una gran fortuna, un hermoso castillo, montones de monedas de oro… Vivía con su hija Zoe. El Rey Midas pensaba que su felicidad se la daba su riqueza.
Un día, Dionisio, dios de la celebración pasó por Frigia, con su acompañante Silenio, que cansado por el viaje quedó descolgado de la caravana de Dionisio y fue a parar a los preciosos jardines del rey Midas. Se quedó dormido. El Rey lo encontró, lo reconoció y lo cuidó unos días hasta que se lo devolvió a Dionisio, que muy agradecido concedió un deseo al Rey Midas y ¡cómo no!, el Rey pidió que todo lo que tocase se convirtiera en oro. El dios Dionisio frunció el ceño, pero se lo concedió.
Al día siguiente, Midas despertó, tocó la mesita de noche y se convirtió en oro, después una silla, una alfombra, un cuadro, la bañera y todo lo que tocaba se convertía en oro. Pero, tuvo hambre y al tocar el pan, se convirtió en oro y al beber vino, se atragantó. Al Rey Midas le empezó a entrar miedo y justo en ese momento, su gatita saltó sobre su regazo y se convirtió en una estátua de oro. El Rey comenzó a llorar, su hija Zoe lo oyó y fue a consolarlo y… ¡lo tocó! y al instante se convirtió en estátua de oro.
Un día, Dionisio, dios de la celebración pasó por Frigia, con su acompañante Silenio, que cansado por el viaje quedó descolgado de la caravana de Dionisio y fue a parar a los preciosos jardines del rey Midas. Se quedó dormido. El Rey lo encontró, lo reconoció y lo cuidó unos días hasta que se lo devolvió a Dionisio, que muy agradecido concedió un deseo al Rey Midas y ¡cómo no!, el Rey pidió que todo lo que tocase se convirtiera en oro. El dios Dionisio frunció el ceño, pero se lo concedió.
Al día siguiente, Midas despertó, tocó la mesita de noche y se convirtió en oro, después una silla, una alfombra, un cuadro, la bañera y todo lo que tocaba se convertía en oro. Pero, tuvo hambre y al tocar el pan, se convirtió en oro y al beber vino, se atragantó. Al Rey Midas le empezó a entrar miedo y justo en ese momento, su gatita saltó sobre su regazo y se convirtió en una estátua de oro. El Rey comenzó a llorar, su hija Zoe lo oyó y fue a consolarlo y… ¡lo tocó! y al instante se convirtió en estátua de oro.
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