• Asignatura: Religión
  • Autor: lacancino24
  • hace 9 años

¿cual es el mensaje central del evangelio ? ¿cual es el fin del evangelio?

Respuestas

Respuesta dada por: Anónimo
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En pocas palabras, el mensaje evangelizador es el evangelio de Cristo y de él crucificado, el mensaje del pecado del hombre y de la gracia de Dios, de la culpabilidad humana y del perdón de Dios, de un nuevo nacimiento y de una vida nueva por el don del Espíritu Santo.

Es un mensaje compuesto de cuatro ingredientes esenciales.

1. El evangelio es un mensaje acerca de Dios. Nos cuenta quién es él, cómo es su carácter, cuáles son sus normas y qué requiere de nosotros, sus criaturas. Nos dice que le debemos nuestra existencia; que para bien o para mal estamos siempre en sus manos y bajo su mirada; y que nos hizo para adorarle y servirle, para expresar nuestra alabanza y para vivir para su gloria. Estas verdades son el fundamento de la religión teísta;  y hasta que se comprendan, el resto del mensaje del evangelio no será ni convincente ni relevante. Es aquí, con la afirmación de la total y constante dependencia del hombre en su Creador, que se inicia la historia cristiana. Podemos aprender de Pablo en esta coyuntura. Cuando predicaba a los judíos, como en Antioquía de Pisidia, no necesitaba mencionar el hecho

de que todos los seres humanos son criaturas de Dios. Podía dar por sentado este conocimiento por parte de sus oidores porque éstos profesaban la fe del Antiguo Testamento. Podía empezar inmediatamentea declararles que Cristo era el cumplimiento de las esperanzas del Antiguo Testamento. Pero cuando predicaba a los gentiles, que no

conocían el Antiguo Testamento, Pablo tenía que ir más atrás y comenzar desde el principio. Y el principio desde donde Pablo comenzaba en dichos casos era la doctrina de Dios como Creador y el hombre como criatura creada. Por eso, cuando los atenienses le pidieron que explicara lo que estaba diciendo acerca de Jesús y la resurrección, Pablo les habló primero de Dios el Creador y para qué hizo al hombre. “El Dios que hizo el mundo… pues él es quien da a todos vida y aliento y todas las cosas. Y… ha hecho todo el linaje de los hombres… para que busquen a Dios” (Hech. 17:24-27). Esto no fue, como han supuesto algunos, un trozo de apologética filosófica de un tipo al cual renunció Pablo más adelante, sino la primera lección básica de la fe teísta. El evangelio comienza   enseñándonos que nosotros, como criaturas, dependemos totalmente de Dios, y que él, como Creador, tiene derecho absoluto sobre nosotros. Solo cuando hemos comprendido esto podemos ver lo que es el pecado, y solo cuando vemos lo que es el pecado podemos comprender las buenas nuevas de salvación del pecado. Tenemos que saber lo que significa llamar Creador a Dios antes de poder captar lo que significa hablar de él como

Redentor. No se logra nada hablar del pecado y la salvación en situaciones donde esta lección preliminar no ha sido aprendida en alguna medida.

2. El evangelio es un mensaje acerca del pecado. Nos explica cómo hemos fallado en cumplir las normas de Dios, cómo llegamos a ser culpables, inmundos y dependientes del pecado, y cómo nos encontramos ahora bajo la ira de Dios. Nos dice que la razón por la cual pecamos continuamente es que somos pecadores por naturaleza, y que nada de lo que hacemos o tratamos de hacer por nosotros mismos puede reconciliarnos o conseguirnos el favor de Dios. Nos muestra cómo Dios nos ve y nos enseña a pensar de nosotros mismos como Dios piensa de nosotros. Por lo tanto, nos lleva a desesperarnos de nosotros mismos. Y éste es también un paso necesario. No podemos llegar a conocer al Cristo que salva del pecado hasta no haber comprendido nuestra necesidad de reconciliarnos con Dios y nuestra inhabilidad de lograrlo por medio de ningún esfuerzo propio. He aquí una dificultad. La vida de cada uno incluye cosas que causan insatisfacción y vergüenza. Cada uno tiene algún cargo de conciencia por cosas en su pasado, cosas en que no han alcanzado la norma que se puso para uno mismo o que de él esperaban otros. El peligro es que en nuestra evangelización nos conformemos con evocar recuerdos de estas cosas y hacer que la gente se sienta incómoda por ellas, y luego describir a Cristo como el que nos salva de estas faltas que cargamos, sin siquiera cuestionar nuestra relación con Dios. Pero ésta es justamente la cuestión que tiene que ser presentada cuando hablamos del pecado. Porque la idea misma del pecado en la Biblia es que es una ofensa contra Dios que obstaculiza la relación del hombre con Dios. A menos que veamos nuestras faltas a la luz de la Ley y santidad de Dios, no las consideramos en absoluto como pecados. Porque el pecado no es un concepto social, es un concepto teológico. Aunque los pecados son cometidos por el hombre, y muchos pecados son contra la sociedad, el pecado no puede definirse ni en términos del hombre ni de la sociedad. Nunca sabemos qué realmente es el pecado hasta no haber aprendido a pensar en él en términos de Dios y a medirlo, no por normas humanas, sino por el criterio de la demanda total de Dios sobre nuestra vida.

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