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La inmunología es una discilina algo compleja, elaborándose diversas respuestas ante estímulos externos, por lo general nocivos, activando el sistema de defensas; la función de los linfocitos T (o células T) es fundamental para el desarrollo de la respuesta inmune adecuada, siendo ellos los encargados de la eliminación de los factores que potencialmente pueden ser dañinos para el organismo.
El planteamiento debe hacer referencia específica a la función de los Linfocitos T supresores o reguladores, responsables de suprimir o equilibrar la respuesta inmunológica propia.
Ocurre en ocasiones que la respuesta de defensa no diferencia los elementos nocivos de los propios, ocurriendo alteraciones o enfermedades llamadas autoinmunes, por lo que debe existir un mecanismo capaz de regular la respuesta inmunológica para que esto no ocurra: esta función la desempeñan las células T reguladoras.
Las células T reguladoras o supresoras tienen, entonces, mecanismos para frenar la respuesta inmunológica cuando sea necesario:
1. Inhibición de la síntesis de células presentadoras de antígeno;
2. Promover la citólisis o destrucción de células T efectoras, por medio del uso de enzimas perforinas y caspasas;
3. La citólisis mediada por sustancias que afectan la replicación o función celular denominadas citokinas, entre las que se encuentran el factor de crecimiento transformante o β-TGF y la interleukina 10;
4. La competitividad con las células T efectoras, que en este caso se basa en un aumento de la población de células T reguladores que inhibe la actividad de aquellas.
El planteamiento debe hacer referencia específica a la función de los Linfocitos T supresores o reguladores, responsables de suprimir o equilibrar la respuesta inmunológica propia.
Ocurre en ocasiones que la respuesta de defensa no diferencia los elementos nocivos de los propios, ocurriendo alteraciones o enfermedades llamadas autoinmunes, por lo que debe existir un mecanismo capaz de regular la respuesta inmunológica para que esto no ocurra: esta función la desempeñan las células T reguladoras.
Las células T reguladoras o supresoras tienen, entonces, mecanismos para frenar la respuesta inmunológica cuando sea necesario:
1. Inhibición de la síntesis de células presentadoras de antígeno;
2. Promover la citólisis o destrucción de células T efectoras, por medio del uso de enzimas perforinas y caspasas;
3. La citólisis mediada por sustancias que afectan la replicación o función celular denominadas citokinas, entre las que se encuentran el factor de crecimiento transformante o β-TGF y la interleukina 10;
4. La competitividad con las células T efectoras, que en este caso se basa en un aumento de la población de células T reguladores que inhibe la actividad de aquellas.
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