contar con tus palabras como se desarrolla la obra y como termina ?? la obra es malasangre me ayudan por favor
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Relata una historia de amor en el siglo XIX, y si se ubica en una época precisa, la de Rosas, es porque esa época presta coherencia y torna verosímiles determinados comportamientos y situaciones de la trama.
La pasión de amor entre Rafael y Dolores, pasión prohibida, se desarrolla en el marco de una sociedad cerrada, donde está claramente definido que es permisible o no lo es. Por eso, la actitud de Dolores y su conflicto se insertan en un espacio más amplio que el puramente privado y familiar. Si la protagonista vive su historia de amor prohibido, si crece con sus sentimientos después de su altivez y frivolidad de niña caprichosa, es porque elige. Se reconoce en su amor y pelea por él, a su manera, con los medios que tiene. Entre un padre autoritario y una madre débil, de ambigua bondad, entre la comodidad y el servilismo, desafía el poder que le marca “cómo debe ser” en el silencio, en la obediencia, en la coacción; busca y asume su propia dignidad.
La acción de La malasangre - compuesta por ocho escenas - comienza in media res, con una persistente tensión, francamente insostenible, entre un sujeto activo (Dolores) y su oponente (Benigno, su padre). La protagonista contará - en su pugna por alcanzar su identidad y su libertad - con un único apoyo (Rafael) para su exploración de un espacio propio como mujer y como ser humano.
Entre las situaciones dramáticas fundamentales, se halla la situación inicial, con el contrato de trabajo que el padre - que está buscando un preceptor para su hija - ofrece a Rafael, el cual, por su "defecto" físico - la joroba, que despierta una curiosidad "malsana", burlona, alevosa -, representa o evoca la imagen de lo opuesto. Su belleza no es visible. Pero tiene un rostro "muy hermoso, sereno y manso". Rafael será, en la vía abierta por la escritura del argentino Roberto Arlt, el personaje sometido, humillado. En las expectativas del poderoso, el personaje "deformado" - ¿una elección extraña? - no es un peligro para nadie. Así creerá ejercer un control, una vigilancia - que encarnarán la figura de la madre y de Fermín -, sobre el cuerpo de su hija.
Dolores es sincera, arriesgada, brutal por momentos. Su tono es de seguridad, se enfrenta con toda la fuerza de su ánimo a lo que considera injusto. De este modo se la retrata cuando irrumpe, por vez primera, en escena: "Dolores es una hermosa muchacha de veinte años, de gestos vivos y apasionados, y una especie de fragilidad que vence a fuerza de orgullo, de soberbio desdén." Vehemente, furiosa ante el servilismo, reivindica su libertad de elección, como venganza contra el autoritarismo, la tiranía y el abuso arbitrario del poder por parte del padre. El acuerdo tácito de la madre a los intereses de su marido exaspera a la joven, indignada ante tanta servidumbre, tanta sumisión, tanta anulación.
Rafael evita mirar directamente a los ojos a Dolores, pero ésta no deja de retarle, de hostigarle. En un principio, será Rafael quien juegue, mediatizado por su mirada, con su accionar primeramente oblicuo, con lo no dicho o con lo dicho a medias. Pero, progresivamente, se irá produciendo un acercamiento entre ambos personajes, aunque a ella le moleste la debilidad de carácter de él, circunstancia que provoca silencios tensos. Para ella, él tiene "Lindos ojos...Tiernos y sedientos". Quiere que él la mire, pero él oculta sus ojos, evita los de ella. Se ha enamorado... y va a ser correspondido. Planearán huir.
La historia de amor entre Dolores y Rafael -un juego de poder, también - dramatiza, en cierto modo, la fuerza activa de rebelión que encarna ella, pero que no logrará evitar el final trágico -la muerte del prudente Rafael -. Su éxito lo es en tanto que acto verbal de rebeldía, ya que condena al tirano a la soledad. Nos hallamos ante la disección de los mecanismos por medio de los cuales el poder se ejerce y se perpetúa, así como ante distintas posiciones respecto al ejercicio de aquél. La risa se alza, aquí, como liberación, como salvación.
La pasión de amor entre Rafael y Dolores, pasión prohibida, se desarrolla en el marco de una sociedad cerrada, donde está claramente definido que es permisible o no lo es. Por eso, la actitud de Dolores y su conflicto se insertan en un espacio más amplio que el puramente privado y familiar. Si la protagonista vive su historia de amor prohibido, si crece con sus sentimientos después de su altivez y frivolidad de niña caprichosa, es porque elige. Se reconoce en su amor y pelea por él, a su manera, con los medios que tiene. Entre un padre autoritario y una madre débil, de ambigua bondad, entre la comodidad y el servilismo, desafía el poder que le marca “cómo debe ser” en el silencio, en la obediencia, en la coacción; busca y asume su propia dignidad.
La acción de La malasangre - compuesta por ocho escenas - comienza in media res, con una persistente tensión, francamente insostenible, entre un sujeto activo (Dolores) y su oponente (Benigno, su padre). La protagonista contará - en su pugna por alcanzar su identidad y su libertad - con un único apoyo (Rafael) para su exploración de un espacio propio como mujer y como ser humano.
Entre las situaciones dramáticas fundamentales, se halla la situación inicial, con el contrato de trabajo que el padre - que está buscando un preceptor para su hija - ofrece a Rafael, el cual, por su "defecto" físico - la joroba, que despierta una curiosidad "malsana", burlona, alevosa -, representa o evoca la imagen de lo opuesto. Su belleza no es visible. Pero tiene un rostro "muy hermoso, sereno y manso". Rafael será, en la vía abierta por la escritura del argentino Roberto Arlt, el personaje sometido, humillado. En las expectativas del poderoso, el personaje "deformado" - ¿una elección extraña? - no es un peligro para nadie. Así creerá ejercer un control, una vigilancia - que encarnarán la figura de la madre y de Fermín -, sobre el cuerpo de su hija.
Dolores es sincera, arriesgada, brutal por momentos. Su tono es de seguridad, se enfrenta con toda la fuerza de su ánimo a lo que considera injusto. De este modo se la retrata cuando irrumpe, por vez primera, en escena: "Dolores es una hermosa muchacha de veinte años, de gestos vivos y apasionados, y una especie de fragilidad que vence a fuerza de orgullo, de soberbio desdén." Vehemente, furiosa ante el servilismo, reivindica su libertad de elección, como venganza contra el autoritarismo, la tiranía y el abuso arbitrario del poder por parte del padre. El acuerdo tácito de la madre a los intereses de su marido exaspera a la joven, indignada ante tanta servidumbre, tanta sumisión, tanta anulación.
Rafael evita mirar directamente a los ojos a Dolores, pero ésta no deja de retarle, de hostigarle. En un principio, será Rafael quien juegue, mediatizado por su mirada, con su accionar primeramente oblicuo, con lo no dicho o con lo dicho a medias. Pero, progresivamente, se irá produciendo un acercamiento entre ambos personajes, aunque a ella le moleste la debilidad de carácter de él, circunstancia que provoca silencios tensos. Para ella, él tiene "Lindos ojos...Tiernos y sedientos". Quiere que él la mire, pero él oculta sus ojos, evita los de ella. Se ha enamorado... y va a ser correspondido. Planearán huir.
La historia de amor entre Dolores y Rafael -un juego de poder, también - dramatiza, en cierto modo, la fuerza activa de rebelión que encarna ella, pero que no logrará evitar el final trágico -la muerte del prudente Rafael -. Su éxito lo es en tanto que acto verbal de rebeldía, ya que condena al tirano a la soledad. Nos hallamos ante la disección de los mecanismos por medio de los cuales el poder se ejerce y se perpetúa, así como ante distintas posiciones respecto al ejercicio de aquél. La risa se alza, aquí, como liberación, como salvación.
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