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9
A primera vista, podría creerse que "El príncipe y el mendigo" es una
novela histórica. Su espacio se sitúa a mediados del siglo XVI, en la
corte de Enrique VIII y en las calles de Londres.
El propio autor, quien es el narrador en la obra, ha dicho que ésta es "una historia que durante generaciones se ha transmitido oralmente de padres a hijos". Pero no hay tal.
Los hechos relatados jamás ocurrieron en Inglaterra, aunque están tratados en forma realista.
Cuando empiezan a apartarse del romanticismo, los escritores norteamericanos iniciaron la búsqueda de la identidad de su país.
Descubrieron, entonces, que detrás de la epopeya colonizadora había graves problemas sociales y raciales, enormes injusticias, enormes diferencias entre pobres y ricos.
Mark Twain ya había encarnado esto, a su modo, en sus dos célebres personajes: Tom Sawyer y Huckleberry Fin.
Otros escritores norteamericanos también lo habían hecho. Enriqueta Beecher, con "La cabaña del tío Tom" (1852), había sensibilizado a la opinión pública a favor de los derechos civiles de los negros.
Y Henry Thoreau, en su novela "John Brown" (1859), mostraba cómo un esclavo negro armaba a sus congéneres de raza y luchaba contra los plantadores de algodón sureños.
En "El príncipe y el mendigo" Twain utilizaría nuevamente a dos niños para mostrar las injusticias sociales y la crueldad de las leyes impuestas por los poderosos.
Así, en un mismo día nacen dos niños; uno, el príncipe Eduardo Tudor, el heredero ansiosamente esperado de Enrique VIII; el otro, un niño mísero que nadie deseaba: Tom Canty.
Este último, en medio de la más atroz pobreza, soñó durante años con príncipes, hadas y castillos encantados.
Tanto, que, a pesar de su miseria, se las arreglaba para jugar a que era un príncipe, transformando a los miembros de su pandilla en caballeros y cortesanos.
Una casualidad hace que Eduardo Tudor —quien a su vez soñaba con liberarse del protocolo de la corte— conozca a Tom.
Ambos niños deciden, por juego, intercambiar sus papeles durante un día.
Pero los hechos se desencadenan de tal modo que no logran recuperar sus verdaderas identidades.
Esto permitirá que el príncipe conozca todas las humillaciones, crueldades e injusticias a que están sometidos sus súbditos.
Y que Tom, a su vez, conozca la falta de libertad que sufren los poderosos y su imposibilidad para gobernar con justicia.=D ...!!
El propio autor, quien es el narrador en la obra, ha dicho que ésta es "una historia que durante generaciones se ha transmitido oralmente de padres a hijos". Pero no hay tal.
Los hechos relatados jamás ocurrieron en Inglaterra, aunque están tratados en forma realista.
Cuando empiezan a apartarse del romanticismo, los escritores norteamericanos iniciaron la búsqueda de la identidad de su país.
Descubrieron, entonces, que detrás de la epopeya colonizadora había graves problemas sociales y raciales, enormes injusticias, enormes diferencias entre pobres y ricos.
Mark Twain ya había encarnado esto, a su modo, en sus dos célebres personajes: Tom Sawyer y Huckleberry Fin.
Otros escritores norteamericanos también lo habían hecho. Enriqueta Beecher, con "La cabaña del tío Tom" (1852), había sensibilizado a la opinión pública a favor de los derechos civiles de los negros.
Y Henry Thoreau, en su novela "John Brown" (1859), mostraba cómo un esclavo negro armaba a sus congéneres de raza y luchaba contra los plantadores de algodón sureños.
En "El príncipe y el mendigo" Twain utilizaría nuevamente a dos niños para mostrar las injusticias sociales y la crueldad de las leyes impuestas por los poderosos.
Así, en un mismo día nacen dos niños; uno, el príncipe Eduardo Tudor, el heredero ansiosamente esperado de Enrique VIII; el otro, un niño mísero que nadie deseaba: Tom Canty.
Este último, en medio de la más atroz pobreza, soñó durante años con príncipes, hadas y castillos encantados.
Tanto, que, a pesar de su miseria, se las arreglaba para jugar a que era un príncipe, transformando a los miembros de su pandilla en caballeros y cortesanos.
Una casualidad hace que Eduardo Tudor —quien a su vez soñaba con liberarse del protocolo de la corte— conozca a Tom.
Ambos niños deciden, por juego, intercambiar sus papeles durante un día.
Pero los hechos se desencadenan de tal modo que no logran recuperar sus verdaderas identidades.
Esto permitirá que el príncipe conozca todas las humillaciones, crueldades e injusticias a que están sometidos sus súbditos.
Y que Tom, a su vez, conozca la falta de libertad que sufren los poderosos y su imposibilidad para gobernar con justicia.=D ...!!
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6
Tom Canty era un niño muy humilde, pero honrado. Ayudaba a sus padres trabajando en mil oficios, en el centro de Londres. Tenía apenas 14 años y nunca había conocido juguetes para alegrar sus días. El príncipe de Gales, Eduardo Tudor -hijo del reyEnrique VIII y heredero de la corona de Inglaterra tenía la misma edad y no era más feliz que Tom; pese a estar rodeado de los juguetes más caros del mundo.Una tarde, en su caminar cotidiano, Tom llegó hasta las rejas del castillo. Admiraba sus interiores y a la guardia real que, como los soldaditos de plomo, realizaba su desfile vespertino. De pronto, un escolta lo trató groseramente: “¡Vete de aquí, truhán, que estás dando mal aspecto!”. Tom bajó la cabeza y ya se iba, cuando una voz lo detuvo: “¡No, niño, no te vayas, te invito a pasar a mi castillo!”. El escolta lo miró furioso, pero tuvo que obedecer al príncipe de Gales. Jugaron toda la tarde; pero cuando oscureció, Tom le dijo que debía marcharse. El príncipe entristeció. Veía tan feliz a su amigo, pese a su pobreza, que no dudó en decirle que lo envidiaba. De pronto, el rostro de Eduardo se iluminó: “¡Cambiemos de personalidad por unos días, somos tan parecidos que nadie lo notará!, ¿qué dices?”A Tom le pareció un absurdo, pero le atrajo la travesura. Cambiaron de ropaje y el príncipe salió del castillo en medio de la noche. Fueron días felices. Tom devoraba toda su comida, alegrándose mucho el rey, acostumbrado a ver “a su hijo” flaco, desganado y casi siempre enfermizo. Leía mucho, llegando a dar consejos de guerra a su padre, con resultados victoriosos. Eduardo, por su parte, aprendió a trabajar y a valorar el esfuerzo de la gente. Pero una tarde descubrieron a Tom; el rey enfermó gravemente y sus enemigos decidieron tomar el poder si elverdadero príncipe no aparecía hasta determinada hora. El escolta tomó prisionero a Tom, amenazando con matarlo si no aparecía el príncipe. La noticia llegó a Eduardo, quien avisó a la familia de su amigo que él era el verdadero príncipe, pero no le creyeron. Tom pudo liberarse de sus cadenas, logrando evitar que proclamasen al nuevo rey; pero lo atraparon de nuevo y cuando ya iban a coronar al vil traidor, Eduardo que había convencido a los humildes, ingresó al castillo con un ejército de campesinos, evitando la traición y arrestando a los culpables.Coronaron así al verdadero príncipe, quien ya como rey nombró a Tom Canty caballero ilustre, y fueron muy felices. Fin
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