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El 12 de octubre de 1781, fue capturado en Chaguanate. Se le hizo un juicio y condenó a muerte. Fue fusilado en Bogotá el 30 de enero de 1782. Su cuerpo fue descuartizado y exhibido por partes en Guaduas, Socorro, Charalá y Mogotes.
Respuesta:
Nacido en Charalá, antigua provincia del Socorro, en el seno de una familia mestiza, las penurias económicas obligaron al futuro líder comunero a trabajar desde pequeño y ya entonces mostró un carácter rebelde. Casado con Toribia Berdugo y padre de dos hijas, José Antonio Galán participó en una asonada contra el corregidor de Charalá en defensa de los indios guanes y fue condenado a pagar el servicio militar en Cartagena, donde tomó contacto con las artes de la guerra y alcanzó el grado de cabo.
Ante la reiterada negativa a su solicitud de baja del servicio, decidió huir y llegó a mediados de 1780 a Charalá, cuando empezaban las protestas ante el agobiante peso de los impuestos, que estancaban la economía y arruinaban a los pequeños y medianos cosecheros de tabaco. Las nuevas medidas impuestas por los Borbones agravaron aún más la situación e hicieron que el pueblo se levantara contra el poder español.
Las primeras acciones se iniciaron en Simacota en octubre de 1780 y continuaron en Mogotes y Charalá. Allí se escuchó por primera vez el grito "¡Viva el rey y muera el mal gobierno!", que se atribuye a Galán. En marzo de 1781 estalló la insurrección en Socorro (donde Manuela Beltrán había arrancado un edicto que fijaba nuevos impuestos) y poco a poco se fue extendiendo por la región, a la vez que se formaba un ejército comunero.
Las actuaciones radicales de José Antonio Galán no eran compartidas por otros jefes del Común: sus blancos ya no sólo eran los españoles sino también los hacendados. El líder comunero dirigió una exitosa campaña por el río Magdalena al grito de "¡Unión de los oprimidos contra los opresores!"; declaró libres de tributos a los pueblos indígenas y proclamó la libertad de los negros esclavos
Mientras, el general Francisco Berbeo firmaba las Capitulaciones de Zipaquirá, que no fueron aceptadas por Galán por considerarlas un engaño para el pueblo. Si bien la Audiencia aceptó las Capitulaciones, en sesión secreta extendió un acta en la que se declaraba la nulidad del acuerdo, y tras la desmovilización del ejército comunero, en junio de 1781, las autoridades coloniales desataron una feroz represión.
José Antonio Galán continuó la lucha clandestina contra las autoridades realistas, pero fue detenido el 13 de octubre en las proximidades de Onzaga. En Santafé se lo sentenció a ser arrastrado, él y sus compañeros, a la horca; después debía ser decapitado y separados del tronco brazos, piernas, pies y manos. El 1 de febrero de 1782 se cumplió la sentencia con una variante: al no haber verdugo idóneo, Galán y sus compañeros fueron arcabuceados y posteriormente colgados.