Los tres sentidos de la responsabilidad moral

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Respuesta dada por: daira93
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Existe un argumento, al cual llamaré el Argumento Básico, que parece probar que no podemos ser verdaderamente y en sentido último moralmente responsables por nuestras acciones. De acuerdo al Argumento Básico, el hecho de que el determinismo sea verdadero o falso no hace diferencia: no podemos ser verdadera y en última instancia moralmente responsables por nuestras acciones en ninguno de los dos casos.El Argumento Básico posee varias expresiones en la literatura del libre albedrío, y su idea central puede ser sintetizada como sigue: [1] (1) Nada puede ser causa sui – nada puede ser causa de sí mismo. (2) A fin de ser moralmente responsables por las propias acciones, uno tendría que ser causa sui, al menos en ciertos aspectos mentales cruciales. (3) Por lo tanto, nada puede ser verdaderamente moralmente responsable.En este artículo pretendo reconsiderar el Argumento Básico, con la esperanza de que si alguien cree que podemos ser verdaderamente moralmente responsables o en un sentido último por nuestras acciones, esté dispuesto a decir exactamente dónde falla dicho argumento. Pienso que la conclusión que se desprende del argumento establece es evidente, y que ha sido desatendida en las discusiones recientes acerca del libre albedrío; quizás porque no admite respuesta. Sospecho que la conclusión es de tal manera obvia que insistir sobre ella probablemente tendría el efecto de hacerla menos evidente de lo que es, dada la tendencia innata a oponerse a la sugestión propia de los seres humanos en general y de los filósofos en particular. Pero no me preocupa hacerla menos obvia que lo que en realidad es mientras logre la atención que se merece. En lo que concierne a su validez, ella puede cuidarse por sí misma.
Una formulación más compleja del Argumento Básico es la siguiente: [2]
(1) Dado que estamos interesados en las acciones libres, estamos particularmente interesados en las acciones que son realizadas por una razón (en oposición a las acciones “reflejas” o a las acciones habituales “mecánicas”).
(2) Cuando uno actúa por una razón, lo que uno hace es una expresión de cómo uno es, en lo relativo a lo mental. (También es una función de la altura, la fuerza, el lugar y el tiempo que ocupamos, etc.; pero los factores mentales son cruciales cuando está en juego la responsabilidad moral).

(3) Por lo tanto, si uno es verdaderamente responsable por cómo uno actúa, uno debe ser verdaderamente responsable por cómo uno es, mentalmente hablando – al menos en ciertos aspectos.
(4) Pero para ser verdaderamente responsable por cómo uno es -mentalmente hablando, en ciertos aspectos-, uno tiene que haber sido la causa de esa manera en que uno es -mentalmente hablando-. Uno tiene que haber elegido consciente y explícitamente ser de la manera en que uno es -mentalmente hablando, en ciertos aspectos-, y uno tiene que haber tenido éxito en ocasionar que uno sea de la manera que es.
(5) Pero no se puede decir realmente que uno elija, de manera consciente y reflexiva, ser de la manera en que uno es, mentalmente hablando, en ningún aspecto, a menos que uno ya exista -mentalmente hablando- equipado con ciertos principios de elección, ‘P1’ (preferencias, valores, actitudes positivas, ideales) en virtud de los cuales uno elige cómo ser.
(6) Pero, entonces, para ser verdaderamente responsable, en virtud de haber elegido ser de la manera en que uno es -mentalmente hablando, en ciertos aspectos-, uno debe ser responsable por poseer los principios de elección P1 en virtud de los cuales uno eligió cómo ser.
(7) Pero para que esto sea así, uno tiene que haber elegido P1 de una manera reflexiva, consciente e intencionada.(8) Pero para que (7) se cumpla, uno tiene que haber tenido previamente ciertos principios de elección P2, en virtud de los cuales eligió P1.
(9) Así sucesivamente; ingresamos en una regresión que no podemos detener. La verdadera auto-determinación es imposible porque requiere la existencia actual de una serie infinita de elecciones de principios de elección. [3]
(10) Por lo tanto, la verdadera responsabilidad moral es imposible, dado que requiere la auto-determinación, como señalamos en (3).
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