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Conviene diferenciar, no obstante, entre los términos ética y moral: aunque en el habla común suelen ser tomados como sinónimos, se prefiere el empleo del vocablo moral para designar el conjunto de valores, normas y costumbres de un individuo o grupo humano determinado. Se reserva la palabra ética, en cambio, para aludir al intento racional (vale decir, filosófico) de fundamentar la moral entendida en cuanto fenómeno de la moralidad o ethos («carácter, manera de ser»). En otras palabras: la ética es una tematización del ethos, es el poner en cuestión los postulados sobre los cuales se basa la acción moral, con esta crítica se logra que estos preceptos sean más adecuados a un determinado proyecto de sociedad.
Una doctrina ética elabora y verifica afirmaciones o juicios. Esta sentencia ética, juicio moral o declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como 'malo', 'bueno', 'correcto', 'incorrecto', 'obligatorio', 'permitido', etc, referido a una acción o decisión. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas, situaciones, cosas o acciones. De este modo, se están estableciendo juicios morales cuando, por ejemplo, se dice: "Ese político es corrupto", "Ese hombre es impresentable", "Su presencia es loable", etc. En estas declaraciones aparecen los términos 'corrupto', 'impresentable' y 'loable' que implican valoraciones de tipo moral.
La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo se debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral.
No es nueva la referencia a la crisis de valores en la sociedad actual y en sus organizaciones. Ello nos exige mirarnos hacia adentro, en procura de encontrarnos a nosotros mismos y reconocer nuestras limitaciones, pero con un espíritu de renovación y fortalecimiento para cumplir el rol que se nos ha asignado.
Se constituye el referente ético, como el instrumento orientador de la actuación de los servidores públicos de la Universidad, inspirados en los más loables comportamientos, que enmarcan la disposición al servicio público de la educación superior, pues su importancia es tal para la sociedad, que ella se convierte en el eje orientador de la transformación de ésta, en la cultura, la ciencia y la tecnología, para un desarrollo sostenible con equidad.