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El atletismo de pista
Anteriormente las pistas eran llamadas naturales y la superficie era en polvo de ladrillo o carbonilla. Hoy en día, las pistas son en materiales sintéticos, como el tartán.
Las pruebas atléticas de velocidad son la pura (100 metros (mts), 110 mts vallas, 400 mts vallas), la prolongada (200 mts y 400 mts), los relevos (4×100 mts y 4×400 mts). Por el lado de las pruebas de resistencia están el semifondo corto (800 mts), el semifondo largo (1500 mts y 3000 mts), los planos, obstáculos y 5000 mts, y la prueba de fondo 10.000 metros planos.
Otras pruebas que se encuentran son el salto de longitud, triple salto, salto alto y salto con pértiga, y el lanzamiento de bala, martillo, disco y jabalina.
Algunas menos conocidas pero muy exigentes, son las de del decatlón y heptatlón, donde se combinan las pruebas de velocidad, lanzamiento y saltos. Estas no se hacen seguidas sino que se distribuyen a lo largo de varias jornadas.
Para cualquier prueba de pista es clave tener una buena técnica de carrera que trabaje aspectos como reacción, aceleración, velocidad máxima y mantenimiento de la velocidad. Para esto se utilizan gran variedad de ejercicios y actividades que deben ser parte de las sesiones de entrenamiento.
Un estadio de atletismo debe cumplir con ciertas normas para oficializar las competencias y los resultados y estar avaladas por la Iaaf (Asociación Internacional de Federaciones de Altetismo, por sus siglas en inglés), dimensiones, pendiente y diseños. Las competencias al aire libre se hacen en estadios que tengan una pista ovalada de 400 mts, aunque en los Olímpicos de 1896, la pista era de 333,33 mts, y en 1900 medía 500 mts. El material sintético apareció por primera vez en los Olímpicos de 1968 y el color rojo se eligió por su resistencia a los rayos UV.