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El conflicto entre la Generación del 80’ y la Iglesia Católica comenzó con la sanción de dos leyes; la ley de educación o la 1420 y la ley de registros. Éstas representaban la limitación del poder de la iglesia por encima del Estado, lo que generó desacuerdos que provocaron la ruptura entre el Vaticano y el Gobierno.
La 1420 consistió en impulsar una educación gratuita y en la que se eliminara, en los horarios de clase, la enseñanza católica, puesto que se consideraba arcaica e iba en contra de los principios de progreso y libertad de conciencia, pilares del régimen de la Generación del 80’. Por su parte, la ley de registros le cedía el control al Estado de las informaciones de natalidad y defunciones, antiguamente manejado por la Iglesia.
Luego se intensificó la disputa entre ambos con la aprobación de una ley que establecía el matrimonio civil, lo que hacía que perdiera legitimidad el matrimonio celebrado por los católicos. Estas medidas representaban para la Iglesia Católica el quedar excluida de la sociedad, de allí el conflicto con el gobierno de la Generación del 80'.