Respuestas
En medio del resplandor de la mañana, las llamas errantes se volvían invisibles, pero aunque sus lenguas eran absorbidas por la luz del sol, no perdían su fuerza ascensional y las huecas figuras se empequeñecían cada vez más y tomaban los rumbos más caprichosos. Algunas, súbitamente desventradas por una espada de fuego, se precipitaban como guiñapos lacios en la lejanía, en tanto que otras eran arrastradas hacia los bosques o caían cerca de una casa perdida en el campo, o terminaban de arder sobre un tejado ante el sobresalto de los mayores y el asombro de los niños.
Seguí el globo en que iba pintada la custodia y llegué a una pequeña explanada en la que un grupo de personas rodeaba a un campesino encorvado en la tarea de cavar un hoyo. A su lado, una mujer sostenía un hermoso gallo de plumas aceradas, brillantes, y de vistosa cresta.
Respuesta:La embriaguez de las primeras horas se evaporaba de mi cabeza y me dejaba en un estado de estupor que me obligaba a contemplar todas las cosas como si ocurrieran en una atmósfera imposible de compartir y al mismo tiempo, inevitablemente ligada a mi conciencia. El hombre lo tomó y le enterró dejándole fuera únicamente la cabeza, en torno a la cual apelmazó la tierra golpeando con el puño. El muchacho vendado apoyó el palo a modo de bastón, elevó la mano izquierda y recorrió con ella la atmósfera varias veces, sobre su cabeza, esforzándose por orientarse hacia el lugar en que brotaba del suelo la cabeza del gallo.
Explicación:3