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Dios siempre hace lo que es justo
Dado que Dios conoce todos los hechos implicados en una cuestión y nosotros no, deberíamos ser modestos al examinar su forma de actuar. Supongamos que un juez con un historial sobresaliente de imparcialidad en sus fallos emitiera cierto veredicto. ¿Qué pensaríamos de alguien que, sin conocer todos los hechos o sin entender realmente las leyes implicadas, criticara su decisión? Sería insensato opinar sobre un asunto sin estar bien informado (Proverbios 18:13). Por consiguiente, ¡cuánta mayor insensatez sería que nosotros, simples seres humanos, criticáramos al “Juez de toda la tierra”! (Génesis 18:25.)
La segunda razón para aceptar los juicios divinos es que, a diferencia de los seres humanos, Dios puede leer el corazón (1 Samuel 16:7). Su Palabra dice: “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, examinando los riñones, aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos” (Jeremías 17:10). Por lo tanto, cuando leemos relatos bíblicos relacionados con los juicios de Dios sobre ciertas personas, no olvidemos que sus ojos lo ven todo, y que tuvo en cuenta pensamientos, intenciones y motivos ocultos que no se pusieron por escrito en su Palabra (1 Crónicas 28:9).
Hay una tercera razón para aceptar los juicios de Jehová: él se atiene a sus justas normas aunque le suponga un gran costo personal. Pensemos en un ejemplo. Al dar a su Hijo como rescate para liberar a la humanidad obediente del pecado y la muerte, Jehová satisfizo sus normas de justicia (Romanos 5:18, 19). Ahora bien, ver a su amado Hijo padecer y morir en un madero de tormento debió de causarle el mayor dolor que se pueda sufrir. ¿Qué nos revela esto acerca de Jehová? Hablando del “rescate pagado por Cristo Jesús”, la Biblia dice de Dios: “Esto fue con el fin de exhibir su propia justicia” (Romanos 3:24-26). En efecto, el punto al que Jehová estuvo dispuesto a llegar a fin de proporcionar el rescate muestra que tiene el más elevado concepto de “lo que es justo”.
Veamos una cuarta razón por la que debemos aceptar los juicios de Jehová: él hizo al hombre a su imagen (Génesis 1:27). Dios dotó a los seres humanos de sus mismos atributos, entre ellos el sentido de la justicia y la rectitud. No sería lógico que dicho sentido nos llevara a pensar que Jehová carece precisamente de esas cualidades. Si cierto relato bíblico nos desconcierta, recordemos que, debido al pecado heredado, nuestro concepto de lo que es justo es imperfecto, mientras que Jehová Dios, a cuya imagen estamos hechos, es perfecto en justicia y rectitud (Deuteronomio 32:4). Sería absurdo siquiera contemplar la posibilidad de que los seres humanos sean más justos que Dios (Romanos 3:4, 5; 9:14).
La quinta razón para aceptar los juicios de Jehová es que él es “el Altísimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18). Como tal, no tiene ninguna obligación de explicar ni justificar sus acciones ante los seres humanos. Él es el Gran Alfarero, y nosotros somos vasos de barro moldeado con los que puede hacer lo que le plazca (Romanos 9:19-21). ¿Quiénes somos nosotros, su obra, para cuestionar sus decisiones y actos? Jamás cometamos el error de criticar a Dios.
Está claro, pues, que tenemos razones de peso para creer que Jehová siempre hace lo que es justo. Tenemos que recordar que es imposible que Jehová actúe injustamente (Job 34:10). Hacerlo no sería amoroso de su parte, y sabemos por nuestro estudio de toda la Biblia que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Además, las Escrituras dicen respecto a Él: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono” (Salmo 89:14). Así que, ¿cómo podría Jehová actuar injustamente en alguna ocasión? Si lo hiciera, estaría socavando el fundamento mismo de su soberanía.
Una base firme para tener confianza
La sabiduría incomparable de Jehová se manifiesta en el hecho de que, a veces, su Palabra omite ciertos detalles, lo cual nos da la oportunidad de demostrar que confiamos en él. En vista de lo que hemos analizado, ¿no está claro que tenemos razones sólidas para aceptar los juicios de Jehová? Así es; cuando estudiamos la Palabra de Dios con un corazón sincero y una mentalidad abierta, aprendemos de Jehová más que suficiente para convencernos de que él siempre hace lo que es justo y recto. Por tal razón, si al leer un determinado relato bíblico nos surgen preguntas para las que no podemos encontrar una clara e inmediata respuesta, confiemos plenamente en que Jehová hizo lo que era justo.
Podemos abrigar la misma confianza respecto a los actos futuros de Jehová. Tengamos la seguridad de que, cuando ejecute su sentencia en la venidera gran tribulación, no ‘barrerá al justo con el inicuo’ (Génesis 18:23). Su amor por la justicia y la rectitud nunca le permitirá hacer eso. También podemos confiar plenamente en que, en el venidero nuevo mundo, satisfará todas nuestras necesidades de la mejor manera (Salmo 145:16).
Dado que Dios conoce todos los hechos implicados en una cuestión y nosotros no, deberíamos ser modestos al examinar su forma de actuar. Supongamos que un juez con un historial sobresaliente de imparcialidad en sus fallos emitiera cierto veredicto. ¿Qué pensaríamos de alguien que, sin conocer todos los hechos o sin entender realmente las leyes implicadas, criticara su decisión? Sería insensato opinar sobre un asunto sin estar bien informado (Proverbios 18:13). Por consiguiente, ¡cuánta mayor insensatez sería que nosotros, simples seres humanos, criticáramos al “Juez de toda la tierra”! (Génesis 18:25.)
La segunda razón para aceptar los juicios divinos es que, a diferencia de los seres humanos, Dios puede leer el corazón (1 Samuel 16:7). Su Palabra dice: “Yo, Jehová, estoy escudriñando el corazón, examinando los riñones, aun para dar a cada uno conforme a sus caminos, conforme al fruto de sus tratos” (Jeremías 17:10). Por lo tanto, cuando leemos relatos bíblicos relacionados con los juicios de Dios sobre ciertas personas, no olvidemos que sus ojos lo ven todo, y que tuvo en cuenta pensamientos, intenciones y motivos ocultos que no se pusieron por escrito en su Palabra (1 Crónicas 28:9).
Hay una tercera razón para aceptar los juicios de Jehová: él se atiene a sus justas normas aunque le suponga un gran costo personal. Pensemos en un ejemplo. Al dar a su Hijo como rescate para liberar a la humanidad obediente del pecado y la muerte, Jehová satisfizo sus normas de justicia (Romanos 5:18, 19). Ahora bien, ver a su amado Hijo padecer y morir en un madero de tormento debió de causarle el mayor dolor que se pueda sufrir. ¿Qué nos revela esto acerca de Jehová? Hablando del “rescate pagado por Cristo Jesús”, la Biblia dice de Dios: “Esto fue con el fin de exhibir su propia justicia” (Romanos 3:24-26). En efecto, el punto al que Jehová estuvo dispuesto a llegar a fin de proporcionar el rescate muestra que tiene el más elevado concepto de “lo que es justo”.
Veamos una cuarta razón por la que debemos aceptar los juicios de Jehová: él hizo al hombre a su imagen (Génesis 1:27). Dios dotó a los seres humanos de sus mismos atributos, entre ellos el sentido de la justicia y la rectitud. No sería lógico que dicho sentido nos llevara a pensar que Jehová carece precisamente de esas cualidades. Si cierto relato bíblico nos desconcierta, recordemos que, debido al pecado heredado, nuestro concepto de lo que es justo es imperfecto, mientras que Jehová Dios, a cuya imagen estamos hechos, es perfecto en justicia y rectitud (Deuteronomio 32:4). Sería absurdo siquiera contemplar la posibilidad de que los seres humanos sean más justos que Dios (Romanos 3:4, 5; 9:14).
La quinta razón para aceptar los juicios de Jehová es que él es “el Altísimo sobre toda la tierra” (Salmo 83:18). Como tal, no tiene ninguna obligación de explicar ni justificar sus acciones ante los seres humanos. Él es el Gran Alfarero, y nosotros somos vasos de barro moldeado con los que puede hacer lo que le plazca (Romanos 9:19-21). ¿Quiénes somos nosotros, su obra, para cuestionar sus decisiones y actos? Jamás cometamos el error de criticar a Dios.
Está claro, pues, que tenemos razones de peso para creer que Jehová siempre hace lo que es justo. Tenemos que recordar que es imposible que Jehová actúe injustamente (Job 34:10). Hacerlo no sería amoroso de su parte, y sabemos por nuestro estudio de toda la Biblia que “Dios es amor” (1 Juan 4:8). Además, las Escrituras dicen respecto a Él: “Justicia y juicio son el lugar establecido de tu trono” (Salmo 89:14). Así que, ¿cómo podría Jehová actuar injustamente en alguna ocasión? Si lo hiciera, estaría socavando el fundamento mismo de su soberanía.
Una base firme para tener confianza
La sabiduría incomparable de Jehová se manifiesta en el hecho de que, a veces, su Palabra omite ciertos detalles, lo cual nos da la oportunidad de demostrar que confiamos en él. En vista de lo que hemos analizado, ¿no está claro que tenemos razones sólidas para aceptar los juicios de Jehová? Así es; cuando estudiamos la Palabra de Dios con un corazón sincero y una mentalidad abierta, aprendemos de Jehová más que suficiente para convencernos de que él siempre hace lo que es justo y recto. Por tal razón, si al leer un determinado relato bíblico nos surgen preguntas para las que no podemos encontrar una clara e inmediata respuesta, confiemos plenamente en que Jehová hizo lo que era justo.
Podemos abrigar la misma confianza respecto a los actos futuros de Jehová. Tengamos la seguridad de que, cuando ejecute su sentencia en la venidera gran tribulación, no ‘barrerá al justo con el inicuo’ (Génesis 18:23). Su amor por la justicia y la rectitud nunca le permitirá hacer eso. También podemos confiar plenamente en que, en el venidero nuevo mundo, satisfará todas nuestras necesidades de la mejor manera (Salmo 145:16).
sebaian2017:
muchas gracias que inteligencia
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