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CAPITULO: 1
Esta es una historia de amor de un vampiro muy singular. Es conocido como Vladimir Ivanovici Burlesque von Karloff, Barón de Alsacia y señor de las tierras de Eminescu, al norte, virando hacia la izquierda. Pero se hace llamar, Vladimiro a secas, pero no tan a secas, porque igual que todo vampiro, le gusta beber sangre preferiblemente humana pero por pereza a veces opta por beber sangre de algunos animales que se encuentra.Vladimiro llego a nuestro país en un barco de carga, con apenas mil dólares en el bolsillo. Huía –de esto hace más de 70 años pero en él es como si no hubiese pasado un día- de una Europa que,según y le había sumido en “la extrema pobreza”, tanta que ni siquiera tenía chofer y tampoco se podía alojar en hoteles con piscina, lo cual le hacía pensar que era injusta la vida ya que él lo único que hacía era chupar la sangre a los seres vivientes. Vladimiro ha pasado de trabajo en trabajo, pero se ha tenido que retirar cada vez que la gente notaba que no envejecía o, más bienenvejecía con demasiada lentitud.A veces se ha hecho pasar por el hijo de sí mismo y para evitar hablar del asunto suele decir:-Sí, pero la desapariciones mi padre es algo para mi muy doloroso, mejor cambiemos de tema.Ahora Vladimiro ha conseguido empleo en un banco de la ciudad, el Banco Samaritano y, poco a poco, ha pasado de simple pagador en una oscura ventanilla a jefe de cuentas corrientes y, luego, a calificador de los préstamos del banco. En este puesto se siente feliz ya que todos los días llega gran variedad de gente en busca de un préstamo. El parece interesarse en lo que dice la gente pero en realidad se pasea alrededor oliéndolos de arriba y abajo sin que se den cuenta. Es una labor delicada porque tiene que distinguir, en medio de perfumes y olores corporales, la calidad de la sangre de su posible víctima.Cuando Vladimiro se da cuenta de que su cliente tiene la sangre demasiado espesa o grasosa, enseguida lo desanima y, sin dar ninguna explicación, le dice que salga de su oficina mientras la secretaria llama al siguiente.
A Vladimiro le gusta por el contrario, la sangre de la “gente dulce”, porque desde pequeño tuvo fama de goloso y es un vicio que según el no va a dejar nunca. Vladimiro no le gusta por ejemplola sangre de los furiosos, de los envidiosos o de los enfermos del hígado porque le parece demasiado amarga. Si además de furiosa, la persona es cruel, vengativa y traicionera, Vladimirose tapa la nariz con disimulo porque dicen que apesta a alcantarilla y que con solo probar una pizca de su sangre se envenenaría y le saldrían ronchas en la lengua. Como es conocido que
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