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Se conoce como expropiación petrolera a uno de los acontecimientos más significativos de la historia de Méxicodel Siglo XIX. En el año 1938, el General Lázaro Cárdenas, entonces Presidente de la República, convocó a los medios de comunicación, especialmente a la radio y la prensa, para hacer pública su decisión de apropiarse legalmente del petróleo que, hasta entonces, explotaban ciertas empresas extrajeras.
El petróleo de más de una quincena de compañías, entre las cuales se encontraban El Águila y Mexican Petroleum Company of California, pasaría a pertenecer a México. Cabe mencionar que algunas de dichas petroleras se han convertido en importantes corporaciones de alcance internacional.
Existen dos hitos que tuvieron directa relación con la expropiación petrolera: la política a favor de los obreros y la fundación de Petromex (una empresa pública dedicada a la explotación de gas natural y petróleo, entre otros recursos energéticos). En el año 1924, la lucha por conseguir que El Águila firmase un contrato laboral a sus trabajadores vio su fin, luego de numerosos intentos frustrados.
Una década más tarde, la constitución del Sindicato de Trabajadores Petroleros aseguró un límite de 40 horas semanales para las jornadas laborales, así como la total cobertura salarial en caso de problemas de salud. Estas medidas buscaban eliminar las diferencias de los muchos contratos colectivos que habían firmado las compañías hasta ese momento y mejorar sustancialmente las condiciones de los obreros.
Se trató de una lucha ardua, adornada de huelgas y demandas, de amenazas y del uso de la fuerza, lo cual generó una inevitable escasez de petróleo en México. Sin embargo, el Presidente empatizó con los trabajadores. En julio de 1937, una Comisión de expertos se dedicó a investigar la situación financiera de las empresas demandadas, y concluyó que ganaban el suficiente dinero como para satisfacer las peticiones de los obreros sin ningún problema.
Ante la falta de respuesta, una nueva huelga tuvo lugar, y esto derivó en una demanda de amparo por parte de las petroleras, la cual fue denegada por la Suprema Corte. Fue ese el punto en el cual las empresas se rebelaron; entonces, la Justicia fijó una fecha límite para el pago de su deuda a los trabajadores. La supuesta insolencia de las compañías durante las reuniones con el propio Presidente fueron uno de los factores decisivos para que el país, finalmente, se hiciera con su riqueza petrolera.