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El 24 de mayo de 2001 cuatro colombianos conquistaron la cima del Everest. A 8.850 metros sobre el nivel del mar la bandera colombiana que el presidente Andrés Pastrana entregó a la ‘Expedición Everest 2001’, ondeó en el nudo montañoso del Himalaya, una pared blanca que parece unir la tierra y el cielo. Manolo Barrios, Fernando González Rubio, Marcelo Arbeláez y Juan Pablo Ruiz, el líder de la expedición, formaron parte de un contingente de doce expedicionarios que sacrificaron trabajo, tiempo con la familia y los amigos, renunciaron a la vida cotidiana en busca de la epopeya de sus vidas.
En el camino se fueron quedando unos, otros debieron sacrificar el triunfo propio por el éxito del grupo y otros el cuerpo les hizo una mala pasada cerca de la cima. Decía Judi Adler, alpinista austríaca: “No hay atajos a la cumbre. Debemos subir la montaña paso a paso, por nosotros mismos”. Y así lo hicieron.
Alguna semanas más tarde, desde la Casa de Nariño, Juan Pablo Ruíz le narró por teléfono a Gabriel García Márquez lo ocurrido. “Dime, ¿quién fue el primer colombiano en tocar la cumbre?”, preguntó el escritor. A lo que Juan Pablo Ruíz le respondió: “Dos corronchos como tú: Roberto Ariano, de Barranquilla, que fue el primero, pues al no sentirse bien decidió dar la vuelta y así permitir que Fernando y Manolo siguieran hasta la cima. El segundo fue Fernando González, de Santa Marta, quien llegó a la cumbre en compañía del ibaguereño Manuel Barrios”.
Dos días antes tenían montados todos los campamentos y listo los nombres de quienes intentarían alcanzar la cumbre. Estaban a 7.500 metros, acordaron que dos cordadas (un grupo de alpinistas amarrados con la misma cuerda) de tres escaladores con capacidades similares intentarían el ascenso en momentos distintos.
—Pasando la línea de los 7.000 metros, Roberto Ayala y Nelson Cardona, que estaban en la primera y la segunda cordada, hicieron una clara demostración de amistad.
—Cuál fue dicha demostración.
—Renunciar a su intento de cumbre. Pues en su ascenso sintieron las limitaciones, y decidieron regresar al campamento base. Cuenta Ruíz.
De haber sobrepasado la línea crítica de los 7,500 metros, las posibilidades de riesgo para el equipo hubieran sido bastante altas. Lo que a la postre permitió que la siguiente cordada aumentara las posibilidades de alcanzar la cumbre que el topógrafo George Everest identificó en 1830. “Lo complicado de estas montañas es que están divididas en tres cordilleras (Siwakis, Pequeño Himalaya y Gran Himalaya, donde está el Everest)” señaló Andrew Scott Waugh, el sucesor de Everest en el estudio del pico montañoso hacia mitad del siglo XX.
“Es imposible divisar la altura de la montaña desde tierras bajas y mucho menos medirlas”, Luis Carlos Arias, experto alpinista. De hecho, la intensión de subir la montaña se gestó a finales de 1998 durante el regreso de la expedición al monte Cho Oyu, que está entre China y Nepal, y mide 8.201 metros. En aquella ocasión, Marcelo Arbeláez y Juan Pablo Ruíz acordaron crear una empresa que dieran continuidad a las enseñanzas originadas en la montaña, y que les permitiera el divertimento de contar historias y dirimir sus intereses profesionales. Marcelo Arbeláez señala que “en julio del 2000 nos constituimos como empresa, y en ese momento nuestro capital principal era nuestra amistad, los veinte años de experiencia de montaña y nuestra trayectoria empresarial”.
‘Epopeya Colombia’ es el nombre de la empresa del equipo expedicionario que conquistó el Everest hace doce años, y de paso es el mejor rotulo para semejante aventura.