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El filósofo Séneca era una especie de "admirador" del estoicismo. Sin embargo tuvo un pequeño problema, ¡no podía vivir de acuerdo a su propia ideología!, es decir, tomaba una actitud contraria a su pensamiento, sus accciones no eran coherente con lo que propugnaba ser.
Recordemos que, para los estoicos, la moral no consistía en satisfacer los "placeres corporales" sino vivir de acuerdo a la razón. Es decir, el propio pensamiento tenía que controlar para llegar a ser sabio y no caer en absurdas tentaciones, todo aquello que estuviera aparentemente ajeno a su mente. Ellos eran completamente deterministas, no concebían un azar ontológico, así que ante el determinismo biológico, solo la razón (apátheia y ataraxia), podía llegar al verdadero autocontrol de sí mismo iluminando así, el camino para llegar a poseer una recta verdad.
Recordemos que, para los estoicos, la moral no consistía en satisfacer los "placeres corporales" sino vivir de acuerdo a la razón. Es decir, el propio pensamiento tenía que controlar para llegar a ser sabio y no caer en absurdas tentaciones, todo aquello que estuviera aparentemente ajeno a su mente. Ellos eran completamente deterministas, no concebían un azar ontológico, así que ante el determinismo biológico, solo la razón (apátheia y ataraxia), podía llegar al verdadero autocontrol de sí mismo iluminando así, el camino para llegar a poseer una recta verdad.
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El filósofo Séneca era una especie de "admirador" del estoicismo. Sin embargo tuvo un pequeño problema, ¡no podía vivir de acuerdo a su propia ideología, es decir, tomaba una actitud contraria a su pensamiento, sus accciones no eran coherente con lo que propugnaba ser.
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