Respuestas
En 1987, Monte Albán fue declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la UNESCO. La antigua capital zapoteca se ubica en la cumbre del Cerro del Jaguar, a 1,500 m sobre el nivel del mar. La Plaza Principal fue nivelada artificialmente, tiene una dimensión de 300 m de largo por 180 m de ancho, y una capacidad para albergar hasta 15,000 visitantes. Otras colinas y sitios, como Atzompa, Cerro del Gallo, El Plumaje, Monte Albán Chico y El Mogollito, se integraron partir del Periodo II (200 a.C-200). Durante este tiempo Monte Albán se expandió y consolidó como un Estado y llegó a tener unos 35,000 habitantes. Es el sitio que abarca el mayor periodo de ocupación en Mesoamérica (500 a.C.- 900) y uno de los primeros Estados, ya que sus orígenes son anteriores a los de Teotihuacán. El sitio arqueológico abarca más de 20 km2, pero el área que tuvo una mayor concentración de población mide 6.5 km2. La Plaza Principal está localizada en la parte más alta de la colina, la cual se encuentra rodeada por terrazas naturales y artificiales, con estructuras residenciales. Las unidades habitacionales de alto estatus se localizan cerca del centro, así como la actividad religiosa y gubernamental, mientras que las residencias de estatus más bajo (relacionadas con actividad agrícola y artesanal) se encuentran en las laderas, especialmente en las partes norte y este. Las estructuras prehispánicas están conformadas por tableros (paredes verticales) y taludes (paredes inclinadas), con alfardas que enmarcan sus escalinatas muy anchas, lo que confiere a estas construcciones una gran solidez. Una característica arquitectónica de la ciudad en su época de esplendor consiste en los tableros de doble escapulario. Las residencias de las élites tenían una base cuadrada, con un patio central y habitaciones jerárquicas alrededor. Generalmente los enterramientos se ubican en las residencias, y de acuerdo con las costumbres funerarias también reflejan una jerarquía según la arquitectura y las ofrendas asociadas. Monte Albán fue la capital de un Estado que imponía tributos en especie (maíz, frijol y calabaza, entre otros) a las comunidades que controlaba. Acudían a la ciudad comerciantes de diferentes localidades para intercambio y circulación de distintos bienes. Asimismo, fue un centro de elaboración de cerámica, por ejemplo de urnas, entre las que destaca la representación de Cocijo, dios del rayo y de la lluvia. De los descubrimientos más notables se encuentran las piedras grabadas (los Danzantes, Lápidas de Conquista, estelas de gobernantes), algunas de las cuales muestran evidencia de la escritura zapoteca. La relación con Teotihuacán cobró gran importancia del 200 al 500, y la evidencia de un barrio zapoteco en Teotihuacán es una muestra de ello, así como la influencia teotihuacana en el estilo cerámico de Monte Albán. A pesar del colapso del sitio, gente que venía de distintos lugares lo visitaba para dejar ofrendas, ya que aún se consideraba como un sitio sagrado.