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El origen del imperio carolongio está en el reino de los francos merovingios.
Desde finales del siglo V, Clodoveo y sus sucesores ampliaron su pequeño principado, situado en el norte de la Galia, para construir un estado que incluía la práctica totalidad de la Galia (actuales Francia y Bélgica), con excepción de Bretaña y la Septimania visigoda; para ello, tuvieron que derrotar y/o aniquilar al resto de principados francos, a los visigodos, los alamanes y los burgundios. Fracasaron en su intento de expansión por Italia y España, y tuvieron sus problemas con los eslavos y otras tribus germanas más allá del Rin (frisios, sajones,...), a los que no pudieron someter.
Debido a diversas crisis y a la ausencia de monarcas capacitados, la realeza franca decayó, y el poder fue asumido por los mayordomos de palacio. La familia de uno de ellos, Pipino de Heristal (un noble procedente de la actual Bélgica) consiguió hacer el cargo hereditario, hasta que un descendiente de ellos (Pipino el Breve), con la complicidad de la nobleza y el papado, consiguió deponer al último rey merovingio y ocupar su puesto.
Su hijo Carlomagno consiguió reunificar la herencia de su padre (que había dividido el reino entre él y su hermano Carlomán). Consiguió reorganizar el reino y dirigir campañas expansivas; conquistó el reino lombardo, entregando al papado los "estados pontificios" pero reteniendo para él mismo el norte de Italia y el vasallaje de los ducados lombardos del sur. Dirigió campañas al este, consiguiendo derrotar a los eslavos y someter algunos estados germanos (en particular, a los sajones) que habían escapado al control de los merovingios. En España, el reino visigodo ya había caído en poder de los musulmanes; Pipino el Breve había conseguido conquistar la Septimania, y Carlomagno, con el apoyo de la facción nativa pro-franca, consiguió ocupar Girona y Barcelona, estableciendo una marca defensiva que iba de los Pirineos al Llobregat. Fracasó en su intento de expansión hasta el Ebro.
También consiguió ejercer su influencia sobre el naciente reino aragonés y los gascones.
Con él, el reino alcanzó su máxima extensión. Gobernaba sobre territorios que actualmente forman parte de España, Francia, Bélgica, Holanda, Alemania, Austria, e Italia.
Desde finales del siglo V, Clodoveo y sus sucesores ampliaron su pequeño principado, situado en el norte de la Galia, para construir un estado que incluía la práctica totalidad de la Galia (actuales Francia y Bélgica), con excepción de Bretaña y la Septimania visigoda; para ello, tuvieron que derrotar y/o aniquilar al resto de principados francos, a los visigodos, los alamanes y los burgundios. Fracasaron en su intento de expansión por Italia y España, y tuvieron sus problemas con los eslavos y otras tribus germanas más allá del Rin (frisios, sajones,...), a los que no pudieron someter.
Debido a diversas crisis y a la ausencia de monarcas capacitados, la realeza franca decayó, y el poder fue asumido por los mayordomos de palacio. La familia de uno de ellos, Pipino de Heristal (un noble procedente de la actual Bélgica) consiguió hacer el cargo hereditario, hasta que un descendiente de ellos (Pipino el Breve), con la complicidad de la nobleza y el papado, consiguió deponer al último rey merovingio y ocupar su puesto.
Su hijo Carlomagno consiguió reunificar la herencia de su padre (que había dividido el reino entre él y su hermano Carlomán). Consiguió reorganizar el reino y dirigir campañas expansivas; conquistó el reino lombardo, entregando al papado los "estados pontificios" pero reteniendo para él mismo el norte de Italia y el vasallaje de los ducados lombardos del sur. Dirigió campañas al este, consiguiendo derrotar a los eslavos y someter algunos estados germanos (en particular, a los sajones) que habían escapado al control de los merovingios. En España, el reino visigodo ya había caído en poder de los musulmanes; Pipino el Breve había conseguido conquistar la Septimania, y Carlomagno, con el apoyo de la facción nativa pro-franca, consiguió ocupar Girona y Barcelona, estableciendo una marca defensiva que iba de los Pirineos al Llobregat. Fracasó en su intento de expansión hasta el Ebro.
También consiguió ejercer su influencia sobre el naciente reino aragonés y los gascones.
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