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PEREGRINACION SOBRE RUEDAS.
ARMENIA.
A las 4 de la mañana del Jueves Santo, decenas de grupos, de entre 8 y 15 personas, se reúnen en diversos municipios quindianos para empezar su camino hacia el Santuario del Señor de Los Milagros, en Buga.
Pero esta especial romería no se monta en buses ni carros, y tampoco camina arrepentida hasta sacarse ampollas. Las luces intermitentes de sus bicicletas marcan el camino que los lleva a Buga, en un vía crucis de 150 kilómetros de sudor, penitencia y fe.
El recorrido, que cada vez tiene más adeptos, ha llegado a reunir a 150 deportistas de sitios como La Tebaida, Montenegro, Armenia y Calarcá.
La gente lleva refrescos energizantes, chocolates y herramientas por si hay algún daño en sus bicicletas , dice Wilson Quintero, uno de los coordinadores de estas caravanas místicas y ciclísticas en Quindío.
Los visitantes le suman una penitencia más al viaje, ya que duermen en los parques de Buga, pues allí la concurrencia es tan alta que los hoteles están copados. Toca parquear la bicicleta y dormir por ahí un rato para descansar , cuenta Javier Rodríguez, un ciclista que cada año visita esta basílica vallecaucana.
Al llegar al santuario, acompañan la procesión del prendimiento de Jesús en la noche, y el viernes recorren la vía dolorosa por las calles de Buga. La penitencia termina cuando regresan de nuevo a casa en sus bicicletas, en una maratónica jornada de pedaleo y compromiso renovado con el Señor de los Milagros.
EL SUDOR DE CRISTO EN SAN BENITO ABAD.
SINCELEJO.
Una de las características de asistir a misa en San Benito Abad es que la comunidad entera suda copiosamente bajo los 34 grados sofocantes de este pueblo sucreño.
La transpiración corporal es un elemento constitutivo de la religiosidad municipal. Tal vez por ello, a comienzos del siglo XX, el aparente sudor que brotó de una imagen de Cristo comenzó una tradición que se mantiene hasta hoy y que le atribuye al Cristo Milagroso de la Villa poderes de sanación.
Las peregrinaciones se cumplen dos veces al año : el Domingo de Ramos y el segundo domingo de septiembre. Se estima que a cada uno de estos eventos asisten 12 mil personas procedentes de la Costa Caribe y de otras regiones del país.
La procesión, que dura dos horas, se inicia en la Basílica Menor de San Benito Abad, desde donde los devotos pasean al Cristo Milagroso de la Villa en un recorrido de 25 cuadras. La solemnidad de todo el pueblo durante el camino es rigurosa. Esto no parece una procesión en el Caribe colombiano, sino una como en Popayán , asegura un habitante del pueblo.
Los peregrinos arriban a San Benito Abad hasta con cuatro días de anticipación para asegurar lugar en inmediaciones de la Basílica, declarada Patrimonio Religioso del país. En los alrededores de la iglesia, los fieles instalan hamacas en los árboles y no abandonan el lugar en ningún momento para no perderse las procesiones.
Los lugareños arriendan sus viviendas a los peregrinos. Se han llegado a contar hasta 150 buses arribando a este pueblo en esta época, en la cual es imposible conseguir una cama en el pueblo. Por eso, muchos duermen en los buses o en los carros.
EL JESUS ECUATORIANO DE LOS PAISAS.
MEDELLIN.
Cerca de 8 mil personas, venidas de distintos barrios de Medellín, acostumbran cada Semana Santa recorrer a pie los 22 kilómetros que separan al municipio de Girardota de la Terminal de Transportes del Norte del Valle de Aburrá.
Se trata de la tradicional peregrinación a la Catedral de Nuestra Señora del Rosario, donde se encuentra la imagen del Jesús Caído.
Esta obra, hecha en madera y que llegó desde Ecuador hace más de 200 años, atrae a una gran romería de devotos feligreses desde hace unos 35 años. El padre Arcesio Hoyos ha sido testigo en los últimos 28, tiempo en que ha sido el encargado de la parroquia de Girardota.
Todos vienen en busca de la paz y la reconciliación con mucha fe por la imagen que tenemos en la Catedral. Esto se convierte cada Semana Santa en un espacio para la paz y la convivencia , dice.
La caminata empieza a las 6 de la mañana del Jueves Santo y finaliza en las diversas ceremonias que se desarrollan en la noche en la Catedral.
La peregrinación es aprovechada por los participantes para hacer turismo en los municipios vecinos. Algunos vuelven el mismo jueves a sus hogares y algunos ocupan los pocos cupos hoteleros que ofrece la población.
Y cuando termina la Semana Mayor, los girardotanos regresan la imagen de su Jesús Caído al templo hasta enero, cuando vuelve a recorrer las calles como parte de las fiestas populares