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Os vamos a contar una historia que no ocurre todos los días. Comienza así:
El martes pasado sin previo aviso y sin saber por qué, toda nuestra ciudad se
quedó sin suministro eléctrico.
Amaneció despejado, por lo que hubo luz del sol durante el día.
Cuando llegó la hora de comer nos encontramos la primera sorpresa: No
podíamos cocinar, ni calentar nada, no funcionaba ningún aparato eléctrico.
Comeremos unos “bocatas” - pensamos en ese momento, ya cenaremos
caliente.
Fue pasando el día, y al caer la tarde, cuando se puso el sol, empezaron
nuestros problemas de verdad. En casa no se veía absolutamente nada, no
entraba por las ventanas ni un solo reflejo de luz, pues las calles estaban
totalmente a oscuras. “nuestro gozo en un pozo,” seguíamos sin luz y eran ya
las ocho de la tarde. Buscamos una linterna para poder movernos por casa
sin tropezar. Mi madre recordó que tenía algunas velas guardadas, las sacó
y las encendió. ¡¡Por fin podíamos ver algo!!
Pero seguíamos sin poder utilizar la cocina, así que preparamos una
ensalada alumbrándonos con la linterna y las velas, cenamos y como no
podíamos hacer nada, decidimos irnos todos a la cama.
“Otra sorpresita”, como no había habido electricidad no había funcionado
la calefacción y en casa hacía un frío espantoso.
- No nos queda más remedio que sacar más mantas, dijo mi madre. A
ver si podemos pasar la noche medianamente calentitos.
Las velas ya se habían consumido y la linterna estaba a punto de apagarse,
pues las pilas estaban prácticamente gastadas, así que sin perder más tiempo
nos fuimos a dormir confiando en que a la mañana siguiente el problema se
hubiera solucionado y todo volviera a ser normal.
es una historia que invente hace rato
es una historia que invente hace rato
sofiacardona16:
gracias
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