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En principio parece bastante simple, sin embargo el agricultor compra aminoácidos simplemente por porcentaje de estos en un formulado en lugar de conocer en profundidad el efecto que cada aminoácido puede ejercer en el momento concreto de aplicación.
Los aminoácidos son los componentes básicos de las proteínas, macromoléculas complejas que en las plantas desarrollan funciones estructurales (como componentes de las paredes celulares), enzimáticas (muchos procesos bioquímicos están catalizados por proteínas) y hormonales.
Se caracterizan por tener en su molécula un grupo amino (-NH2) y un grupo ácido (-COOH) unidos a un mismo carbono, denominado carbono alfa. A este carbono se encuentran unidos también un átomo de hidrógeno y un radical que es el que diferencia a los distintos aminoácidos.
En función de la posición que ocupen en el espacio los 4 grupos unidos al carbono alfa, se distinguen dos tipos de isómeros denominados dextrógiros (D) y levógiros (L). Los aminoácidos que forman las proteínas, denominados aminoácidos proteicos, y la mayoría de los que se encuentran en la naturaleza, son siempre de la forma L. Por ello, en los aminoácidos nos encontramos con que sólo son “válidos” los L-aminoácidos, es decir aquellos que están a la izquierda del radical.
Se han identificado 20 aminoácidos como formadores de proteínas que se representan en un aminograma (alanina, arginina, asparagina, ácido aspártico, cisteína, ácido glutámico, glutamina, glicina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina, fenilalanina, prolina, serina, treonina, triptófano, tirosina y valina.), todos ellos tienen una acción sobre la planta, en consecuencia el % de cada uno de ello determinará la idoneidad para aplicar en un cultivo en función de lo que se desee.
En el mercado nos encontramos aminoácidos de origen animal y vegetal, debemos recordar siempre que los que tienen mayor acople a la fisiología de la planta son los levógiros (de origen vegetal).
Cada uno de esos aminoácidos tienen una función en la planta por esa razón es muy importante saber leer un aminograma y adaptarlo a las necesidades que puede tener el cultivo en cada momento. Se clasifican por la procedencia de esos aminoácidos, ya que por su extracción suele depender el precio y la calidad.
Aminoácidos de hidrólisis: Se trata de romper la materia prima (rica en proteínas) mediante calor y/o ácido, está técnica tiene un punto negativo, y es que parte de los aminoácidos que se obtienen no son absorbibles por la planta, se obtiene una mezcla compuesta mayoritariamente por aminoácidos libres, aunque también contiene en menor proporción pequeñas cadenas de aminoácidos (péptido de cadena corta). La planta únicamente puede utilizar los aminoácidos libres y dentro de éstos los que son de forma L. Son los más baratos.Aminoácidos de fermentación enzimática: El factor de ruptura en este caso son las enzimas, que rompen esa materia prima de manera selectiva consiguiendo de esta manera un mayor porcentaje de L-aminoácidos. El resultado final, es productos con baja riqueza pero con una composición muy asimilable para la planta. Son más caros.Aminoácidos de síntesis: Estos aminoácidos se definen a petición del consumidor, es decir en función del aminograma que queramos (dependiendo de nuestras necesidades), podemos adquirir aminoácidos específicos. De esta manera podremos tener un efecto mucho más rápido, pero el coste es mucho más alto.La interacción de los aminoácidos con los vegetalesLa acción de los aminoácidos sobre el organismo vegetal siempre se ha centrado en su acción para ayudarlos a superar situaciones de estrés y situaciones de gran actividad metabólica como las que se producen en las fases de brotación, floración, fructificación, etc. Sin embargo su acción es muy amplia.