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[Jesus—His Life and Message: Gospel Differences]
(Si lo deseas, puedes consultar el artículo introductorio en el que se explican el propósito y el plan de esta serie.)
Todos los sucesos estudiados hasta ahora en esta serie —el nacimiento de Jesús, Su infancia, Su bautismo y la tentación en el desierto— son anteriores al inicio de Su vida pública. Antes de entrar en lo que cuentan los evangelios sobre Su vida, ministerio y enseñanzas, puede ser conveniente hablar de algunas de las diferencias que hay entre los evangelios.
Al leer los cuatro Evangelios se evidencia que existen diferencias entre ellos, tanto en la forma como en el fondo. El Evangelio de Juan no cuenta los hechos de la misma manera que los evangelios sinópticos[1]. Omite muchos de los relatos que incluyen los evangelistas sinópticos, a la vez que refiere detalles y palabras de Jesús que los escritores sinópticos no mencionan. Por otra parte, si bien los evangelios sinópticos tienen muchas similitudes, también hay diferencias entre ellos en cuanto a los hechos narrados, el orden en que se disponen, las palabras y acciones de Jesús, y la forma de encuadrar la presentación de cada uno de los autores.
De todos modos, a pesar de esas diferencias el mensaje general de los cuatro evangelios es el mismo: Jesús es el Hijo de Dios, el Mesías al que se referían los textos del Antiguo Testamento, enviado por Su Padre para que, mediante Su muerte expiatoria y Su resurrección, redimiera a la humanidad y la condujera a una renovada relación con Dios.
Si bien lo que escribieron los evangelistas fue por inspiración del Espíritu Santo, cada uno tenía su propia personalidad, experiencia, contexto cultural, fuentes, estilo y público, todo lo cual se refleja en los evangelios. Se basaron en lo que ellos mismos recordaban o en lo que les contaron testigos presenciales (Mateo y Juan probablemente en lo que recordaban, y Lucas y Marcos en lo que les dijeron testigos oculares). Con la guía del Espíritu Santo, elaboraron su presentación de la vida y las enseñanzas de Jesús de una manera que cuadrara con su propio estilo literario y con el público al que se dirigían. Por consiguiente, es lógico que haya algunas diferencias entre un evangelio y otro.
Aunque haya diferencias en algunos pasajes de los evangelios, debe entenderse que, como los evangelistas transmitieron testimonios personales —el suyo propio o el de otras personas—, es normal que haya diferencias en algunos detalles, ya que eso es lo que ocurre con los testimonios personales. En un juicio, los testigos casi nunca concuerdan en cada detalle; cuando lo hacen, se suele considerar que están contaminados o incluso que se han coludido para engañar al tribunal. Por lo general, las declaraciones de los testigos presenciales difieren en cierta medida unas de otras, e incluyen u omiten aspectos que otros testigos mencionan. Tales disparidades no vuelven poco fiables las declaraciones.
Algunos pasajes de los evangelios refieren un suceso de forma incompleta o abreviada; tales descripciones no dejan de ser ciertas por el hecho de que no incluyan todos los detalles. Oí a alguien presentar una ilustración que a mi modo de ver explica bien esta cuestión: Le preguntaron a un joven en distintos momentos cuándo había conocido a su esposa. En una ocasión respondió que fue en un sofá: en otra, en un desván: y la tercera vez dijo que fue en una reunión para estudiar la Biblia. Todas esas contestaciones eran ciertas, puesto que se sentó al lado de ella en un sofá en el curso de una reunión para estudiar la Biblia que se celebró en el desván de un amigo. Al comparar distintos pasajes de los evangelios conviene recordar que una información incompleta no es necesariamente falsa.
¿Deberían preocuparnos las diferencias que hay en la presentación de la vida de Jesús por parte de cada uno de los evangelistas? ¿Significan que los evangelios son inexactos o falsos? De ninguna manera. Cada evangelista contó la vida de Jesús con el objetivo de dar a conocer la buena nueva de quién era Él y qué había enseñado, de modo que sus lectores entendieran la maravilla que Dios había hecho y creyeran. Aunque los cuatro evangelistas narraron la misma vida, cada uno quiso hacer hincapié o centrarse en distintos aspectos y preparó su libro en consecuencia[2].
Por ejemplo, Mateo enfatiza que la venida de Jesús fue planeada y predicha por Dios a lo largo de las escrituras judías (el Antiguo Testamento) siglos antes de Su nacimiento. Su nacimiento, vida, enseñanzas, milagros y muerte cumplieron profecías específicas del Antiguo Testamento. Once veces en su evangelio Mateo incluye profecías y su cumplimiento[3]. Eso indica que probablemente escribió su evangelio pensando en un público judío o judeocristiano, y presentó el material de una manera que ayudara a esa clase de público a abrazar la fe.
El Evangelio de Mateo se estructura en torno a cinco grandes discursos: