Respuestas
Respuesta:
El fenómeno de El Niño se empezó a sentir en las costas ecuatorianas desde enero de 1983. Aunque en ese año el fenómeno no estaba identificado como tal, sus estragos ya se evidenciaban con ríos desbordados, y poblados y campos inundados en las zonas bajas. El 31 de enero de aquel año se informaba sobre el comienzo de la evacuación de familias de las zonas anegadas, por el recrudecimiento de la estación lluviosa en la Costa. Los comités La titular del Ministerio de Ambiente reconoce, en marzo de 2002, la falta de preparación ante el retorno del fenómeno. Un mes después, en febrero, se inició la campaña de solidaridad Unidos somos más. Con esta se buscó recaudar 100 millones de sucres para destinarlos a los damnificados por las inundaciones en el Litoral. Según informó la prensa, la campaña resultó un éxito. En una semana ya había superado la meta inicial, con una recaudación total de 119 millones de sucres. La ayuda internacional empezó a fluir para los damnificados ecuatorianos. En marzo de ese año, la Comunidad Europea envió 1 000 toneladas de azúcar y otras 1 000 de aceite de oliva. Cuando las lluvias parecían ensañarse con el Litoral ecuatoriano, la noticia de un enorme deslave en el cantón Chunchi, en Chimborazo, evidenció que el desastre era nacional. El 28 de abril, EL COMERCIO relató cómo un deslave en el sitio Callanga cobró la vida de cerca de un centenar de personas y dejó decenas de heridos. El fuerte invierno había dejado, para julio del mismo año, pérdidas económicas que se calcularon, solo en el Litoral, en 20 000 millones de sucres. Ecuador no volvería a sentir la fuerza de El Niño hasta el segundo semestre de 1987. La provincia de Esmeraldas fue la primera en sufrir el azote de las lluvias. El 10 de septiembre, los informes periodísticos hablaban de 800 personas aisladas en Esmeraldas por la subida del cauce del río Mauja. El Gobierno no estuvo preparado para el fuerte invierno. El fenómeno de El Niño en el país es un hecho confirmado. Lourdes Luque MinistraDos semanas después, el Instituto Nacional de Meteorología e Hidrología confirmó, otra vez, la influencia de la alteración en el mar. Sus estragos se sentían con fuerza en localidades costeras de Guayas, Esmeraldas y Manabí. En la primera, las lluvias derrumbaron dos casas, mientras que cinco recintos del cantón Jujan quedaron aislados por el colapso de un puente. El primer saldo: cuatro muertos en Esmeraldas y Cotopaxi. La solidaridad también empezó a surgir. En Guayaquil, jóvenes voluntarios se organizaban en los barrios marginales de la urbe para formar brigadas de socorristas. El fin era estar listos ante las emergencias.
ESPERO QUE TE SIRVA