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El tomate es una de las frutas más consumidas en el mundo moderno, su cultivo está ampliamente extendido sobre diversas latitudes y por supuesto suelos; los de tipo calcáreo, es decir, aquellos que tienen una composición de carbonatos superior a la de otros tipos de suelo, no son precisamente ideales para la siembra del tomate, pues suelen presentar clorosis férrica, carecen de elementos como el zinc, manganeso o fósforo y tienen limitaciones con relación a las dósis de hierro que necesita el cultivo de tomate de forma apropiada; sin embargo, se ha estudiado la posibilidad, con relativo éxito, de suministrar ácido benzóico en el suelo, para compensar la escasez de minerales y así poder llevar a cabo cultivos exitosos de tomate sobre suelos calcáreos, la Universidad Autónoma Agraria Antonio Narro, de saltillo, posee amplia documentación al respecto.
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